Venían de distintos rincones del mundo, pero les unió la pasión por las cuerdas. "Empezamos por nuestro amor a la música de cámara. Es un sueño tener un grupo estable en el que poder tocar", cuenta Pedro Rodríguez, violinista en el Cuarteto Vera. El músico, cofundador de la formación, es uno de los dos coruñeses responsables de la banda. La formó hace apenas tres años con otra hija de la ciudad, Inés Picado, a la que pronto se sumaron otros talentos internacionales.

El encuentro ocurrió en 2015, en Norteamérica. La cubana Patricia Montero (violín) y el estadounidense Justin Goldsmith (violonchelo) se topaban con los coruñeses en la Jacobs School of Music de la Universidad de Indiana, donde comenzaban a tocar juntos como "algo puntual". Un concurso para una residencia en la Beethovenhaus en Bonn de Alemania, sin embargo, lo cambiaría todo. "Nos pusimos a prepararlo y lo ganamos. Allí nos dimos cuenta de que encajábamos muy bien, nos empezamos a plantear algo profesional", explica Picado, que ofrecía el pasado viernes, junto al resto de la banda, un concierto en el Palacio de la Ópera destinado a los amigos de la Sinfónica.

Precisamente de su proyecto juvenil, la Orquesta Joven, proceden los dos músicos de la ciudad. En su seno se formaron los artistas durante sus años de estudio en la urbe, que se les acabó quedando pequeña con el paso de los años. "Aquí tuvimos mucho apoyo, por parte del Conservatorio, de la Diputación... Pero, terminada la carrera, los inicios de un cuarteto son complicados. Requiere mucho trabajo, y no tienes tanto tiempo para hacer conciertos y tener ingresos", dice la coruñesa, que encontró en los programas de residencia de las universidades norteamericanas un mar de oportunidades que su tierra no le ofrecía.

El Cuarteto Vera no dudó en embarcarse en él. Como grupo graduado, la banda se encuentra actualmente cursando el segundo año de estancia en la Jacobs School Music, y no ve, confiesa, una vuelta temprana a casa. "Nos formamos allí. Es donde tenemos contactos y donde está la gente que nos puede abrir puertas", explica el violinista, que lamenta no poder tocar más a menudo en su lugar de origen. "Tratamos de organizar proyectos aquí, pero es difícil que salga rentable. La diferencia de tener un cuarteto en Europa es que tiene que sostenerse con otros proyectos", añade.

En España, será todavía este domingo cuando comiencen su primera gira nacional. A nivel internacional, la banda ya había realizado un tour por Corea del Sur, pero no había encontrado todavía la oportunidad de recorrer la geografía española. Nueva York, en el que los músicos debutarán el 10 de abril, era otra de las cuentas pendientes. "Hay un poco de nervios, como siempre, pero estamos bien preparados", asegura Rodríguez, agradecido por haber encontrado en su grupo a artistas con los que mantiene "una sintonía personal y musical".

Para preparar los repertorios para cuarteto, "uno de los más amplios de la música occidental", se necesita esa complicidad. También "trabajo y perseverancia", un cóctel que les ha permitido lograr mucho en poco tiempo. "Vamos por buen camino", afirma Patricia Montero, que ya fija la mirada en el próximo reto del cuarteto: un disco. "Nos gustaría combinar las obras clásicas con otras de nuestros países de origen. Queremos mostrar el amor que tenemos por la música", secunda el coruñés.