Belako pone música a la violencia del mundo en Render me numb, trivial violence, su tercer trabajo discográfico. La banda de Euskadi, galardonada con el Premio Rolling Stone al grupo revelación, estará mañana a las 21.00 horas en el Garufa Club con su rock electrónico, que compartirá dentro del ciclo Son Estrella Galicia.

- ¿Qué nuevas inquietudes exploran en este álbum?

-Hemos seguido haciendo las cosas de manera intuitiva, pero sí que hay más trabajo previo a la grabación, porque lo hicimos en analógico con nuestro técnico de directo. Eso nos hizo trabajar mucho los temas antes de ir a grabar, y las letras.

- Las letras son muy sociales.

-Sí, ha venido de manera natural. Ha sido una manera de visibilizar las distintas formas de violencia y, sobre todo, la violencia simbólica de la que formamos parte. Creemos que vivimos en total libertad, cuando hay muchos condicionantes que hacen de nosotros seres no libres. El no saberlo nos hace cómplices de quien controla el sistema.

- ¿Y qué papel juega la televisión en ello? Es otra de las protagonistas del disco.

-La cultura occidental se dedica a vender sueños a través de la televisión. Aparte de difundir violencia explícita con cualquier tema, también está la violencia implícita de vender ideales que entran a formar parte de los sueños colectivos.

- El single del álbum, Render me numb , lo resume. ¿Fue el origen de toda esta temática?

-No, de hecho, era de los últimos temas que compusimos y que decidimos incluir en el disco. Pero nos parecía que había un hilo conductor entre las letras de todos los temas, y que justamente ese resumía muy bien el resto del álbum.

- La violencia que denuncia la trasladan al sonido.

-Sí que es más crudo, pero yo creo que eso es una decisión que gira más en torno al hecho de que nos encontramos más cómodos con nuestra versión en directo que con la de estudio, hasta ahora. Todavía estamos en proceso de aprendizaje de cómo grabarnos y cómo sonar.

- Y de cómo obtener beneficios. Dijeron alguna vez que la música no les salía a cuenta.

-Hombre, es que es la realidad. Vivir de la música es todavía una utopía para muchísimos grupos, aunque estén en medios y en redes a tope. La fama se ha asociado al éxito laboral, en otros tiempos en los que sí había una lógica para ello, pero no es así. Es una industria muy puñetera, y tienes que pagar a todo el mundo antes de poder pagarte a ti misma.

- ¿Por eso crearon Belako Records?

-Nosotros armamos nuestro sello en 2014, para salir de un contrato discográfico, porque nos dimos cuenta de que al final quienes mejor iban a defender nuestros temas íbamos a ser nosotros. El sello no tiene un fundamento más allá del nombre, pero es la única manera de sacar a flote lo que producimos. Al final entiendes que, por mucho que existan sellos con promesas muy bonitas, si tú no mantienes cierto margen para maniobrar, te arriesgas a que no te guste lo que se haga con lo que produces.

- Con o sin respaldo, su trabajo siempre ha tenido buena acogida. ¿Se imaginaban el impacto hace siete años?

-Hemos sido siempre un grupo muy sincero con nosotros mismos, y siempre hemos ido con pies de plomo gracias a nuestras familias. El único objetivo era juntarnos a tocar, y fueron surgiendo cosas. Ha sido todo una carrera de fondo, realmente.

- Su juventud, además de su música, fue uno de los aspectos que más llamó la atención de la crítica en sus inicios. ¿Fue una ventaja o una desventaja?

-Era una ventaja hacia fuera, en la imagen. Pero luego, es verdad que te enfrentas a unas actitudes condescendientes y paternalistas allá donde vayas. Con el tiempo, se va notando un poco más de respeto, pero es complicado.

- ¿Ya se ven consolidados?

-No somos solo una promesa, pero tampoco me gusta decir consolidados. Me suena a premio honorífico de la academia, y creo que estamos todavía en proceso de búsqueda. Ahora es el momento de tocar, de moverse y de evolucionar.