El joven artista compostelano Rubén Ramos Balsa fue proclamado la pasada semana ganador del V Premio Internacional de Artes Plásticas de la Fundación María Jose Jove.

-¿Qué supone para usted ganar este galardón?

-Supone principalmente el reconocimiento de un jurado público y hacerme eco en Galicia y seguir insistiendo en mi discurso intelectual.

-¿En qué consiste ese discurso del que habla?

-En el campo de las artes plasticas, por lo menos en el aspecto que yo lo trato, es indisoluble el fabricar y el teorizar. No hay una diferencia entre lo que yo digo como discurso artístico mediante el lenguaje articulado y la fabricación de obras. Mi trabajo de investigación es sobre el concepto de presente y está siempre en relación con las teorías de conocimiento, con el tándem que forman el arte y la ciencia, que es una relación totalmente artificial pero es una de las características de nuestra sociedad. Yo intento establecer un puente entre el conocimiento tecno-científico y las Humanidades.

-Su obra se titula Estructura de silla con hipercubo y río con triángulo. ¿Por qué ese título?

-El título es bastante literal, parece un poco raro pero es un nombre descriptivo. Es una estructura de una silla que tiene un hipercubo y al mismo tiempo un pupitre que contiene dentro una pantalla con un río que fluye entre un triángulo. De lo que habla la obra es de esa articulación entre la silla y la mesa como formato clásico de la posición y del lugar del estudio, y está configurado de una manera donde la silla levanta la tapa del pupitre para permitir ver el fluir constante de algo que es inconmensurable, que es el agua. Es una representación de esa relación entre arte y ciencia: la ciencia trata de aquello que se puede medir y el arte de aquello que no se puede medir pero sí representar.

-¿Cómo surgió la idea para construirla?

-Mi trabajo juega con tiempos largos, mi discurso siempre es el mismo pero mis piezas no son fruto de algo que se me ocurre espontáneamente, sino de un trabajo constante. La pieza pertenece a otro proyecto más amplio que reflexiona sobre el propio lugar de aprendizaje, ese lugar donde nos situamos para la contemplación y nos evadimos para ir hacia donde la intuición nos lleva. En el caso de la escuela sería ese lugar donde el niño se distrae y se evade. Hay una idea formal en la pieza que es que la silla se sumerge en la mesa, como si alguien se colase dentro del pupitre.

-¿Con este premio se consolida un poco más su trayectoria?

-Yo no lo veo tanto como una consolidación de mi trabajo, pues ya llevo quince años en el mundo del arte, sino como una insistencia en el mismo discurso hasta que el campo del conocimiento en Galicia y en España se abra a este planteamiento. Hay algo muy concreto que quiero comunicar y este premio me permite volver a insistir en lo mismo, que se me oiga y tenga repercusión. La pregunta que he lanzado es '¿Qué relación hay entre el planteamiento experimental de Oumar Haidara Fall con la objeción de Ernst Mach a la demostración de la ley de la palanca?'. Esa frase, aunque suena rara, es mi objetivo intelectual y es en lo que quiero insistir para que las universidades de España se hagan eco.

-¿Trabaja ya en nuevos proyectos?

-Como proyecto inmediato, estoy trabajando en la repercusión de esa pregunta que acabo de lanzar. Mi trabajo de investigación, tanto plástico como teórico, siempre funciona en base a esta pregunta y en ella está todo mi discurso, que me ha costado mucho definir. Es un proyecto que voy a realizar en Singapur y que se titula Introducción al problema.