El psicólogo del centro de exalcohólicos de la ciudad, Niceto González, cree que es importante dar información a los encargados de formar a los jóvenes, a los padres y a los profesores, para que les entreguen las claves a los adolescentes que les permitan hacer un consumo responsable del alcohol. Hoy a las seis de la tarde, ofrecerá una conferencia en el centro cívico de Os Mallos sobre el fomento de los hábitos de vida saludable como alternativa de prevención contra el alcoholismo para que los jóvenes mayores de edad sepan cómo hacer un uso consciente de las bebidas alcohólicas.

-¿Cómo se plantea un consumo responsable de alcohol si en cada celebración o situación social está bien visto la compañía de las bebidas alcohólicas?

-Tal y como está la sociedad actual, no se puede plantear que el alcohol deje de aparecer en nuestras vidas. Tenemos que diferenciar tres conceptos: el uso, el abuso y la dependencia. Si del uso, de un consumo moderado, paso al abuso, ya caigo en la dependencia y eso significa que tengo una enfermedad y que tengo que dejar totalmente el alcohol y que no lo podré usar nunca más.

-¿Qué indicadores revelan el paso del uso al abuso?

-Hay muchas variables. ¿Quién tiene un problema más grande, el que se toma todos los días dos vinos o el que solo bebe el fin de semana pero empieza el sábado a las cuatro de la tarde y acaba el domingo al mediodía? Puedes tomarte unos vinos y no tener problemas, pero todo depende de la cantidad, de la frecuencia y de tus circunstancias. Por ejemplo, las mujeres metabolizan peor el alcohol que los hombres, por lo que en las mismas condiciones e ingiriendo la misma cantidad de alcohol cada día, una mujer se alcoholizaría antes que un hombre. Las cantidades que son seguras para un hombre no lo son para una mujer en las mismas condiciones. Cuando hablamos de menores de edad, por ejemplo, no hay ninguna cantidad aceptable, todas son peligrosas.

-¿Cuándo se sabe si alguien tiene un problema con el alcohol si no es adolescente, que ya lo tendría automáticamente?

-Los problemas se miden por las consecuencias que acarrea la ingesta de alcohol. A lo mejor una persona que se bebe dos vinos al día y se va para casa tranquilamente, aunque lo haga todos los días, no sufre peligro, pero si tiene mal el hígado y le dicen que, si bebe corre el riesgo de tener cirrosis, esa cantidad que, en principio, es segura, deja de serlo. Hay un caso que ponemos muchas veces en el centro, ¿quién tiene un problema mayor, el que se gasta cinco euros todos los días en las máquinas tragaperras o el que se gasta todo el sueldo el primer día que cobra? Todo lo miden las consecuencias, la dependencia la definen los problemas que nos ocasiona el consumo de una sustancia. A lo mejor tiene más peligro un camionero que no puede beber cuando trabaja, pero lo hace, aunque solo se tome una cerveza porque está poniendo en juego su puesto de trabajo y esa consecuencia es muy grave porque puede tener un accidente o perder su empleo.

-Ya, pero para un joven hay pocas cosas más divertidas que un botellón con sus amigos.

-Con el alcohol sucede una cosa, que hay poca conciencia de peligro. Todos sabemos que la heroína mata, que te quema, pero el alcohol, como es una droga legal, la aceptamos. Todo el mundo bebe en su casa y está poco penalizado. No sabemos que el alcohol es la droga que más problemas genera a nivel social, yo no digo que se demonice, pero hay que catalogarla como lo que es: una droga, aunque el Estado cobre impuestos por su venta y aunque lleve un timbre con el escudo de España en el tapón.

-¿Cree que es suficiente con organizar charlas y cursos de prevención entre los jóvenes para que aprendan a hacer un consumo responsable del alcohol?

-Hay que formar a la gente encargada de formar a los jóvenes, a los padres y profesores. Son ellos los que les tienen que transmitir los conceptos que necesitan para saber que el alcohol es peligroso.