El pianista Iván Martín (Las Palmas, 1978) actúa esta noche en el teatro Rosalía con el violonchelista Iagoba Fanlo, dentro de la programación del Festival Mozart.

-¿Conocía el Festival Mozart?

-Este será mi debut, pero he tenido referencias del festival en los países donde he actuado. Este evento es un referente no solo nacional, sino que empieza a tener trascendencia también internacional y para mí es un orgullo participar con un repertorio tan especial como el que vamos a tocar esta noche.

-Interpretará una sonata compuesta por el hijo de Mozart inédita en España.

-Iagoba Fanlo y yo la encontramos cuando realizábamos una investigación sobre Mozart para un proyecto discográfico. Llegaron a mis manos una serie de manuscritos y pusimos en marcha tres conciertos inéditos de Mozart. Después descubrimos esta pieza y estudiamos las circunstancias en las que se compuso. Es una gran responsabilidad ser los representantes de una obra que no ha tenido quizás la difusión que merecía, Franz Xaver Wolfgang Mozart era un compositor fantástico pero tuvo la desgracia de ser el hijo de quién fue y la reputación de su padre le ganaba a todo.

-Difícil herencia.

-Fue un personaje muy importante dentro de la música, porque fue el nexo viviente entre la cultura clásica y el romanticismo, ya que algunos compositores como Schubert, mantenían alegres conversaciones con él. Estoy entusiasmado por mostrar al público su obra, muy bella pero muy poco conocida.

-¿En qué se basó para componer el programa de esta noche?

-Hemos intentado construir una evolución de la sonata a lo largo de los años. Cada pieza conecta de alguna manera con la anterior y muestra un proceso de cambio.

-¿Qué autores ha tenido usted como referencia?

-Procuro no tenerlos. Hace tres semanas concluí una gira de conciertos en los que tocaba música de Antonio Soler, Chopin, Clementi y Liszt, y ellos eran mis referentes. Hoy tocaré piezas de Brahms, Glinka, Beethoven y el hijo de Mozart, así que hoy son ellos.

-¿Con qué edad comenzó a tocar el piano?

-Mi primer recuerdo es sentado frente a un teclado, con unos tres años. Comencé con los estudios oficiales cuando tenía alrededor de cinco, y hasta hoy.

-¿Había tradición musical en su familia?

-No, no había ningún antecedente. En parte creo que me ha beneficiado no tener ninguna influencia que me marcara el camino a seguir. Mis padres fueron sensibles y se dieron cuenta de mi interés en expresar cosas a través del piano, y pusieron todos los medios para que yo pudiera hacerlo.