El gaiteiro Carlos Núñez (Vigo, 1971) toca hoy a las 20.30 horas en el Palacio de la Ópera con la Orquesta Sinfónica de Galicia, dentro del Festival Mozart.

-Ha dicho que es un sueño tocar con la Sinfónica y con su director, Víctor Pablo Pérez.

-Sí, en el 96 me presentaron a Víctor Pablo y nos prometimos que algun día teníamos que hacer un concierto con la Orquesta. Hemos tardado unos cuantos años en realizarlo en casa, pero las ideas hay que rodarlas por el mundo. Realizo este sueño en la ciudad donde se fraguó hace 16 años.

-El verano pasado en la plaza del Obradoiro hubo protestas de gente que se quedó fuera.

-Sí, se montó una... Empezamos a escuchar 'dimisión, dimisión' y pensábamos que era un tema político, pero luego me dijeron que era por la gente. Para mí es un honor tener esa respuesta del público.

-Interpretará obras de Pablo Sarasate, Joaquín Rodrigo e incluso los Chieftains. ¿Ha escogido usted el programa?

-Es un programa que he ido perfeccionando con todo tipo de orquestas por todo el mundo. A mí me gusta mucho decir que la música tradicional es como una catedral formada por estilos superpuestos. La música tradicional son muchas capas que se van fraguando, y hoy podrán escuchar el encuentro de la música celta con la clásica, y con pequeñas cosas que hemos aprendido de tocar con bandas de rock. Sonará, por ejemplo, la banda sonora de Mar adentro y la Muiñeira de Sarasate, una pieza que Sarasate interpretó hace 100 años en A Coruña y que me parece la muiñeira más difícil del mundo.

-Acaba de publicar su último disco, Alborada do Brasil. ¿Forma parte del proyecto de su documental Brasil somos nós?

-Sí, han sido tres años de arduo trabajo, porque no sabía lo que iba a encontrarme en Brasil. Iba en busca de mi bisabuelo, músico, que emigró allí y desapareció. Nos dijeron que lo había matado otro músico por celos, pero yo escuché que eso era mentira. Los gallegos tenemos esa sensación de que en Brasil se esconde algo nuestro y fui en busca de eso, de conectar ese mundo galaico con el imaginario portugués y brasileño. Fue apasionante porque la realidad superó a la ficción: encontramos a mi bisabuelo y vimos una Galicia de futuro allí.

-Tiene programados conciertos hasta mayo de 2013. ¿Cuándo piensa tomarse un respiro?

-A mí los parones me parecen peligrosos, porque tengo miedo de perder la estrella. Prefiero go and go, como hace Bob Dylan, un eternal tour.

-Es el gaiteiro gallego más internacional, y este año Galicia perdió a otro gaiteiro conocido en todo el mundo por su artesanía: Xosé Manuel Seivane.

-Tengo dos entierros de gaiteros grabados en mi corazón, uno es el de Ricardo Portela y otro el de Seivane. Son encuentros muy bonitos porque acuden a despedirlo todos sus compañeros y es un momento muy profundo. Trágico, pero muy romántico. Seivane era uno de los grandes y supo pasarle el don, como los grandes maestros, a sus hijos, que continúan su labor.

-La gente pide que traiga a los Chieftains a Galicia.

-Galicia le debe un agradecimiento especial a los Chieftains, porque ellos han ganado el único Grammy para la música gallega y hablan de Galicia allá donde van, así que es totalmente factible que vengan a actuar aquí en un futuro.

-Mi tío, a sus cincuenta años, está aprendiendo a tocar la gaita. ¿Qué le recomienda a alguien que empieza?

-Que tenga siempre una flauta a mano y que practique con ella (por la salud de los vecinos), y que cuando pueda se escape al monte a practicar. Es una experiencia sublime tocar solo, en medio de la naturaleza. La gaita no es un animal doméstico. Ni domesticado (risas).