Su capacidad de convocatoria entre los niños, más que aceptable, se apoya en su ingenio para reunir en una misma historia algunos de los personajes más famosos de los cuentos navideños, vinculados sobre todo al universo del reparto de juguetes, y a sembrar con ello la alegría entre los pequeños. Ver juntos y en más que buena disposición a Santa Claus, el Conejo de Pascua, el Hada de los Dientes, el Hombre de Arena o Forjador de Sueños y el menos conocido, pero con aspiraciones para motivar al auditorio menudo, Jack Escarcha, es hacer factible un reparto estelar de mitos de la infancia. Todo ello, además, servido en bandeja de lujo, con el respaldo de la brillante tecnología de los estudios de animación digital DreamWorks, los responsables, entre otras cosas, de la serie Shrek. No es uno de sus grandes largometrajes animados, pero tiene capacidad técnica suficiente y algunos derroches de luz y color que deslumbrarán al espectador infantil.

Basada en una serie de libros del escritor y también realizador ocasional William Joyce, que ha editado ya cuatro libros de los 18 previstos de momento y ya terminados, lo más sorprendente es que la gestación de este filón fue fruto de una inocente pregunta de su hija en el sentido de si Santa Claus y el Conejo de Pascua eran amigos. Respondió con un sí que le obligó, muy gustosamente, no sólo a dar cobertura narrativa a esa hipótesis, también a llevarla a sus últimas consecuencias aderezándola con nuevos y entrañables personajes. Y el éxito editorial ha sido rotundo, con perspectivas más que favorables para que se traslade a la pantalla grande. La relativa novedad es que el protagonismo recae sobre un Jack Escarcha que no es el más popular a nivel mundial, aunque sí el que aporta el toque más original precisamente porque es el menos conocido y el que más curiosidad reclama.