La excusa, los 25 años que se han cumplido desde su estreno, es lo de menos, porque no es necesario ninguna para disfrutar de nuevo de esta exquisita e inolvidable película. Ahora, todo hay que decirlo, en impecable copia digital restaurada.

Entrañable tributo a la nostalgia y al recuerdo, este homenaje al cine provocó un considerable impacto emocional en un amplio sector de espectadores de todo el mundo, conquistando nada menos que 26 galardones de considerable importancia, incluido el Oscar de Hollywood al mejor film extranjero, el Globo de Oro del mismo apartado y el Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes.

El realizador y guionista Giuseppe Tornatore supo recrear con precisión, ternura y humanidad la Italia rural de comienzos de los cincuenta, cuando el cine constituía la principal y única diversión de un pueblo, el italiano, recién salido de la guerra. En ese contexto, localizado en una Sicilia que cobra vida propia, un niño, Totó, fascinado por todo este universo, establecerá una gran amistad con Alfredo, el proyeccionista del único cine del pueblo, el Cinema Paradiso, y se convertirá en su sucesor.

La cinta comienza cuando Totó, ya adulto y convertido en Salvatore, un admirado director de cine, recibe la noticia en Roma de la muerte de Alfredo, el hombre que fue mucho más que su mentor.

Inevitablemente, el golpe le traslada de nuevo a su infancia, a recordar aquellos momentos en los que se fraguó su relación con el fallecido, que le enseñó todos los secretos de la proyección y que forjó su amor por el cine.

Son secuencias saturadas de encanto y melancolía, sumamente divertidas también, que reflejan el verdadero sentido que el cine tenía en unos años en los que dominaba por completo el universo del ocio. En esta coyuntura, los apuntes sobre la censura efectuada por el cura, cortando todos los besos, o las reacciones del público en la sala, son espléndidas.

Salvatore regresa a su localidad natal, a la que no había vuelto desde hacía 30 años, y hasta revive, tras comprobar la grave crisis que sufre ahora el cine y que lleva a que el Paradiso sea demolido.