Es una combinación no demasiado estimulante, pero tampoco vulgar, de comedia romántica universitaria y musical que tiene como principal factor de atracción los números musicales a capella que se suceden a lo largo de toda la proyección. No es que se superen con ello defectos congénitos, fruto de unos planteamientos que remiten a un cine juvenil demasiado tópico que se vale de los inevitables concursos para atraer al auditorio, pero al menos se evita lo peor y, sobre todo, no se conjuga la estupidez al nivel que nos tiene acostumbrados este tipo de cine.

En su debut como director para la pantalla grande, el realizador de televisión y director de teatro Jason Moore, cuyo mayor éxito fue la adaptación para los escenarios de Broadway del musical ´Avenue Q´, demuestra que corre un mínimo de sensibilidad por sus venas. También merece el aprobado, aunque esté lejos de su espléndida labor en ´Up in the air´, que le valió la nominación al Oscar a la mejor actriz de reparto, Anna Kendrick.

Sobre una novela de Mickey Rapkin, ´Pitch Perfect: The Quest for Collegiate A Capella Glory´, lo que se ha montado no es otra cosa que la lucha de sexos, ahora plasmada en la tremenda rivalidad entre dos conjuntos de canto a capella que compiten en la Universidad de Barden.

La trama está contemplada desde la especial perspectiva de Beca, una joven poco dada a la compañía y aislada a menudo en la música de sus auriculares que acaba, sin embargo, integrándose en ´The Bellas´, el grupo femenino que lucha no sólo por hacerse con el Campeonato Internacional de Coros Universitarios a Capella, también por resarcirse del batacazo del año anterior, en el que sufrió una humillante derrota a manos del conjunto masculino, ´The Treblemakers´. El lado romántico, como no podía ser menos, se fragua a través de las tirantes vicisitudes de Beca con Jesse, miembro de ´The Treblemakers´, que está inmerso en la batalla por el campeonato.