Reino Unido. 2012. 105’. Dirección: Pete Travis. Intérpretes: Karl Urban, Lena Headey, Olivia Thirlby. Guión: Alex Garland, basado en los personajes creados por Carlos Ezquerra y John Wagner.

Creado por el argumentista John Wagner y el dibujange Carlos Ezquerra en 1977, los cómics protagonizados por el Juez Dredd vendrían definidos por tres características básicas e inamovibles :

1) El uso descarnado y macabro de la ultraviolencia hasta llevarla a tintes paródicos;

2) Una estética abigarrada del postbarroco que convertía Mega-City en un magma mutable más allá del cyber-punk

3) El retratar a su protagonista principal como un antihéore, casi un villano fascistoide con el que es muy díficil empatizar.

Superada la horrorosa versión que protagonizó Sylvester Stallone en 1995, llega ahora esta nueva película de Pete Travis (En el punto de mira), donde trata de respetar al máximo los puntos 1 y 3, transformando el segundo en un huisclos cinematográfico al situar toda la acción en un solo escenario: un rascacielos habitado por asesinos a la caza de Dredd (dicha metamorfosis acercaría la película a viejos títulos de violencia sincopada de los noventa, como Fortaleza infernal o Death machine).

Planteada como un título de acción directa y sin florituras, Dredd acaba por triunfar gracias tanto a la parquedad de sus intenciones (ensalada de tiros, explosiones y cuerpos desmembrados), como por su aroma nítidamente exploit. Sorpresa.