'El gurú de las bodas': Sin motivos para la diversión

Hay un exceso de verborrea que resulta cargante y el recurso al taco vulgar es gratuito. Es posible que todo ello proceda de la condición de novato del director, Jeremy Garelick, que estuvo más brillante en su condición de guionista, firmando un título aceptable como Separados, pero lo que está claro es que su inspiración es harto discutible.

En el reparto, el afroamericano Kevin Hart, que incorpora al gurú Jimmy, está bastante por encima de Josh Gad, que da vida al novio Doug Harris. Lo más curioso es que la película, que viene a ser una más de las comedias con la boda como decorado, está inspirada en un hecho real que vivió el propio director y guionista, que recibió una llamada de un antiguo compañero de clase, al que apenas recordaba y con el que nunca llego a tener nada parecido a una amistad, que además de invitarle a la boda le pedía que fuera su padrino en su in- minente matrimonio.

A Garelick se le ocurrió entonces la idea de crear un negocio, el de las personas que se prestan a ser padrinos de bodas y a llevar además invitados a las mismas para animar el ambiente. De esta forma surgió de su inspiración la figura de Jimmy, un tipo astuto y con mucha osadía, que vive del asunto y que se compromete con un cliente, Doug, a hacerle un smoking de oro, que es el mayor reto en la materia.

No sólo llevará a la ceremonia a siete de las personas más relevantes de la misma, que adquieren la condición de testigos, también se hará pasar por sacerdote y oficiará el acto religioso. Con un aluvión de incidentes de todo tipo, que estallan con una enorme profusión de histeria colectiva, la cinta cubre a duras penas su expediente, valiéndose de algún toque romántico, que implica a un novio que conoce a la verdadera mujer de sus sueños, y de una desenfrenada tendencia al desmadre.