No aprovecha unos comienzos prometedores y pierde la oportunidad de acercarse a un tema delicado y muy de actualidad, la relación de un hijo maduro con un padre anciano que no está dispuesto a seguir la rutina de ingresar en una residencia para la tercera edad.

El director franco-británico Nick Quinn certifica que le falta experiencia en el marco del largometraje de ficción, no en balde esta es su primera película al respecto, y que todavía está lejos de moverse en él con la soltura que lo hace en el documental. Esta comedia con decorado familiar está bien encauzada, contiene momentos iniciales jugosos que remiten a una realidad muy reconocible en nuestros días, pero va perdiendo alicientes y capacidad de brillantez a medida que consume sus escasos 80 minutos.

El buen partido que saca en la primera mitad de dos veteranos actores galos del calibre de Pierre Arditi y, sobre todo, del octogenario Jean-Pierre Marielle, se difumina casi por completo en una segunda que acaba perdiendo su centro de gravedad. El problema del protagonista, Gaspard Dassonville, es que no sabe asimilar a sus 63 años los nuevos tiempos cuando éstos revelan que su prestigio y profesionalidad están en franca decadencia. Productor y presentador de televisión, sus niveles de audiencia están bajando alarmantemente y aunque él se niegue a reconocerlo la realidad es implacable.

Es en este trance tan complicado y duro, en el que no le ayuda mucho la relación que mantiene con una colega de la pequeña pantalla, cuando se ve obligado a acoger a su padre, Hubert, ya anciano, que se niega a dejar su casa para entrar en un asilo. Lo peor, con todo, no es eso, sino el mal humor y la rebeldía del padre, que hace difícil la convivencia entre ambos. Buena prueba de ello es que todos los asistentes, en su mayoría mujeres, que se presentan para cuidar a Hubert renuncian de inmediato al empleo. Hasta este nivel del relato, las cosas funcionan de forma adecuada, divertida en ocasiones y sin restar acritud a la situación, pero da la impresión de que la inspiración se le acaba.