Mantiene el alto nivel de calidad que la "Compañía Cirque du Soleil" aplica a sus representaciones, y que le han dado prestigio internacional, huyendo por tanto del oportunismo y de la pura explotación comercial. El guionista y director Andrew Adamson, que brilló en el cine de animación con dos de los largometrajes de "Shrek" y en el de personajes reales con otros tantos de la serie "Las crónicas de Narnia", ha sabido compaginar a la perfección la estética y la música, la fantasía y el baile, el circo y las 3D en un espectacular largometraje que tiene capacidad para fascinar a todo tipo de auditorios. Aunque su participación se reduce al ámbito de la producción, es obvio que el respaldo de James Cameron es una garantía también de peso. Es más, el aspecto más discutible, el de las tres dimensiones, adquiere aquí, sin ser tampoco determinante, un toque más justificado de la habitual. Al menos aquí la tecnología no ahoga en absoluto los intentes de hacer un cine que, por encima de todo, prima la belleza.

Con un planteamiento que remite claramente a "Alicia en el país de las maravillas" y que tiene un prólogo ingenuo pero eficaz, asistimos a un especie de mezcla de números de siete espectáculos del "Cirque du Soleil" en Las Vegas : O, KÀ, Mystère, Viva Elvis, Criss Angel Believe, Zumanity y Love de The Beatles convertidos en una historia de amor ambientada en el circo. Con ese andamiaje musical, que culmina con el "All you need is love" de los Beatles, se deja paso a un cuadro deslumbrante en el que los números de circo, con el trapecio y las cuerdas en su dimensión más auténtica y arriesgada, y las piruetas adquieren un sentido realmente brillante. De este modo, el público se deja arrastrar por los dos protagonistas de la historia. Ella es una joven que intenta escapar de la vida que lleva. Ve al equilibrista y se enamora de él al instante.

Ver más críticas de Cine

Consulta los últimos estrenos