Es solo la segunda película del director William Eubank, tras su debut con el relato de ciencia ficción Loveen 2011, pero detecta ya virtudes a tener presente a la hora de describir situaciones casi apocalípticas que someten al individuo no sólo a un aislamiento total, también a un evidente desconcierto al verse rebasado por hechos y acontecimientos que le superan y que no sabe interpretar. Denota así su afición por la famosa serie En los límites de la realidad y, en general por temas lindantes con los temas fantásticos.

De tal modo que lo que empieza por un pique en materia de informática, enfrentando a un supuesto genio en la materia a dos amigos, Nic y Jonah, que no están dispuestos a ser objeto de una humillación profesional, se transforma súbitamente en una trama siniestra y terrible en la que está en juego, incluso, el futuro de la humanidad. Para ese momento Nic, que acompaña a su novia Haley en coche para que se instale en su nueva ciudad, ya está solo e inmerso en un cuadro surrealista.

Presentada en el Festival de Sitges, se hizo con el premio a los mejores efectos especiales. Aunque el realizador no ha explotado todos los recursos que tenía ante sí, nadie le puede discutir que sabe preparar el camino para que una cinta en principio solo curiosa se convierta en algo impactante que somete al auditorio a una cadena de tensiones considerable. Porque cuando se deja constancia de que los supuestos ataques del hacker de marras no solo no tienen ese origen sino que ni siquiera se deben a seres humanos, el panorama sufre entonces una transformación radical que viene precedida, eso sí, por una secuencia bastante gratuita que abusa de una cámara en mano con influencias demasiado evidentes de la funesta El pro y ecto de la bruja de Blair .

Afortunadamente, la cosa no va en esa dirección, sino en otras más interesante, la que nos muestra a Nic en una silla de ruedas ingresado en un establecimiento de alta seguridad en el que todo el personal viste con uniformes que impidan cualquier tipo de contagio y en el que él debe vérselas con un médico que está sumamente interesado en todo lo que hizo antes