Deliciosa y personal, esta nueva película del veterano Alain Resnais, uno de los artífices de la nouvelle vague francesa, convierte al espectador en testigo privilegiado de un cine absolutamente único, sin parentesco posible con la oferta de nuestro tiempo, repleto de encanto y de fascinación. Una especie de comedia romántica que invade dominios muy pocas veces explorados previamente. Puede desorientar a un sector del público, porque su creatividad en ocasiones rebasa los ámbitos de la «lógica », pero nadie puede quitarle ni un ápice de su notoria imaginación.

Premiada con un galardón especial del jurado en el Festival de Cannes de 2009, la rodó el autor de la genial Hiroshima mon amour con 87 años, en plena lucidez, tres después de haber dirigido la espléndida Asuntos privados en lugares públicos y tres antes de Vous n'avez encore rien vu, que se estrenará en Francia el próximo mes de septiembre. Valiéndose de la novela de Christian Gailly L'incident, Resnais nos pone al tanto de la historia de un encuentro que jamás se habría producido de no haberse dado una serie de casuales circunstancias.

En efecto, Marguerite y Georges se conocen primero porque ella es víctima de un robo por el método del tirón; después porque él encuentra la cartera de ella con sus documentos y tarjetas de crédito junto a una de las ruedas de su coche y, finalmente, porque Georges decide llamarla para conocerla.

El director se sintió atrapado desde el propio texto por la terquedad u obstinación de los protagonistas, que no pueden resistir la tentación de llevar a cabo acciones irracionales y que despliegan una vitalidad increíble en lo que puede considerarse una carrera hacia el error. Lo que acontece a renglón seguido podría ser una comedia tradicional, porque al fin y al cabo contempla, con toques de ironía, el proceso romántico que envuelve a un hombre y una mujer, pero aparte de eso lo que se nos ofrece es una apuesta por una combinación de intriga, amor y deseo. Aunque Georges está casado, no puede renunciar a conocer a una mujer cuya voz tanto le ha marcado. Y algo parecido le sucede a ella, una dentista con licencia para pilotar aviones privados.