Mantiene las constantes vitales de la obra del documentalista Michael Moore, con unas dosis letales de ironía, sentido del humor y de la crítica e imaginación que hacen de sus largometrajes sean al mismo tiempo subversivos y demoledores. El autor de títulos como ´Bowling for Columbine´, que obtuvo el Óscar, y ´Fahrenheit 9/11´, que recibió la Palma de Oro en el Festival de Cannes, continúa en plena forma tras siete años de inactividad, desde que dirigió en 2009 ´Capitalismo´: una historia de amor, y con todas sus facultades a tope. Este regreso con ´Qué invadimos ahora´ podría calificarse de menos agresivo y de más optimista que el resto de su filmografía, aunque en ningún caso es una renuncia, ni siquiera en mínima escala, a las constantes de su cine y de su forma de contemplar a la sociedad estadounidense.

Lo más sorprendente es que este documental surgió de forma casi espontánea, fruto de una serie de experiencias que vivió durante un viaje de dos meses por Europa. El detonante fue una pequeña herida que se hizo en Suecia y que le obligó a visitar un hospital. Su sorpresa fue comprobar que al solicitar la factura le dijeron que no tenía que pagar nada, ya que el tema era fruto del funcionamiento del sistema sanitario. A partir de ahí y de nuevos descubrimientos en materia de logros sociales, a Moore se le ocurrió que sería interesante, puesto que ofrecían soluciones a importantes problemas, exportarlos a Norteamérica.

Con esta premisa recorrió diversos países, empezando por Italia y Francia y prosiguiendo con Finlandia, Portugal, Túnez y Noruega, en los que examinó con precisión materias como la educación, la conquista de la paga extra y del derecho a vacaciones -algo inaudito en Estados Unidos-, el consumo de drogas, el sistema carcelario, la lucha de la mujer por sus derechos y, entre otras muchas cosas, la prevalencia del perdón incluso en los más trágicos casos de terrorismo. De este modo, Moor llega a conclusiones curiosas, como el hecho de revelar, fruto de la experiencia islandesa de ser el primer país del mundo en tener una como presidente, que las mujeres suelen gobernar para el bien de la comunidad mientras que el hombre lo hace por el bien de sí mismo.