No aporta novedades de peso en un tema tan esquilmado como el del terror en un campamento de verano en el que se ha propagado una especie de virus que conduce a sus víctimas al crimen. Y tampoco es, en absoluto, una muestra antológica que pueda servir de modelo a un filón que mezcla el horror en su dimensión más macabra y cruel.

Lejos de ambas propuestas, estamos ante la opera prima de un guionista italiano afincado en España, Alberto Marini, que ha trabajado como guionista en varios títulos interesantes del cineasta catalán Jaume Balagueró, entre ellos ´Mientras duermes´, y al que ahora este último le abre el paso a la realización.

Desgraciadamente, los resultados distan mucho de equipararse, entre otras cosas porque ´Summer camp´ no hace otra cosa que seguir las pautas del terror más popular y reiterado de los últimos tiempos, con clara inspiración en ´Posesión infernal´ y en la saga de los muertos vivientes, en una especie de juego marcado por el crimen, la muerte y la desesperada búsqueda del miedo.

Sin nada que pueda calificarse de original es difícil que el relato pueda reclamar la atención o mantener durante sus escasos 81 minutos la tensión necesaria en esa dirección. De hecho el mayor trabajo de los guionistas, el citado Marini y Danielle Schleif, ha consistido en efectuar una selección de las cintas que podrían generar los motivos más efectivos y efectistas para invitar al espectador a proferir algún que otro grito, sin excluir tampoco planos tan grotescos o forzados que suscitan el humor.

Todo eso en el ambiente solitario y siniestro de un bosque perdido en el que los monitores de un grupo de niños, que llegan al día siguiente para pasar las vacaciones de verano en una mansión decadente, ultiman los detalles para que no les falte de nada. Ignoran que a lo largo de esa noche de pesadilla se producirán una serie de circunstancias terribles que siembran la casa de sangre y tragedia. ¿La violencia que ataca a los monitores y les convierte en zombies es fruto de la rabia que sufre uno de los perros?