Hay motivos para sonreír y para divertirse y, en líneas generales, debe reconocerse que las cosas se han hecho esta vez en el cine español con dignidad y a veces con acierto. Por eso hay que reconocer que la adaptación que el cineasta valenciano Vicente Villanueva ha efectuado de la pieza teatral del escritor francés Laurent Baffie deja bien parado a todos, al casting, sobre todo, que da mucho de sí, y a un texto con "sustancia" que solo palidece un poco ya entrada la segunda mitad. Podría ser, de hecho, una de las comedias de más éxito del cine español de 2017.

La idea de llevar a la gran pantalla esta obra que se ha representado en más de 20 países, y en algunos lugares todavía sigue en cartel, alcanzando las seis temporadas en Madrid y las ocho en Buenos Aires, ha dado mucho de sí. Lo cierto es que el reparto ha sido clave en el buen funcionamiento de los resortes del humor, de modo que nombres como Paco León, Rossy de Palma, Alexandra Jiménez, Inma Cuevas, el argentino Oscar Martínez y Adrián Lastra salen airosos de sus cometidos y saben ganarse la empatía del espectador.

Y el que merece todos los parabienes es el director y guionista valenciano Vicente Villanueva, que ha sacado adelante su largometraje más ambicioso, tras haber dirigido previamente dos títulos modestos pero nada despreciables, 'Lo contrario al amor' en 2011 y 'Nacida para ganar' en 2016.

Las mayores dificultades que entrañaba la cinta proceden de su estructura teatral, con la casi totalidad de la obra desarrollada en un escenario interior, la consulta del prestigioso psicólogo Federico Tiff, aunque han sido superadas. En ella han sido convocados seis pacientes con una dolencia común, el TOC o lo que es lo mismo Trastornos Obsesivos Compulsivos. Lo curioso es que todos están citados a la misma hora, pese a no tratarse de ninguna terapia en grupo. Es más, tampoco las manías que sufren tienen ninguna vinculación. Pero si algo queda claro es que todos ellos juntos en el mismo ámbito pueden provocar un caos realmente terrible, y buena parte del cual lo provoca un argentino que no puede dejar de decir graves insultos a sus compañeros.