Nadie le discute su encanto y su frescura y también hay que recalcar el magnífico trabajo de los dos protagonistas, Jean Dujardin y Virginie Efira, pero aún así esta película francesa no alcanza el nivel de la cinta argentina en la que se basa, ´Corazón de león´ (2013), que vimos en España en 2014 y que tuvo una aceptable acogida en nuestras pantallas. Es más, la versión del director sudamericano Marcos Carnevale, que tiene el importante mérito añadido de ser el producto original, no tiene nada que envidiar a la del galo Laurent Tirard, ni en el plano narrativo ni en el romántico. Este último factor, incluso, está mejor diseñado.

No es frecuente, más bien insólito, que el cine francés opte por hacer un remake de un largometraje latinoamericano como es el caso. Para ello se dieron, sin embargo, varios factores de peso, el principal que Tirard vio la película de Carnevale y se sintió fascinado por ella, pero también que era consciente de que al ser argentina apenas tendría difusión en Francia, lo que abría fácilmente la vía del mercado. Si a ello unimos que el habitual colaborador de Tirard en los guiones, Gregoire Vigneron, también compartía su entusiasmo, no debe extrañar que el proyecto se pusiese en marcha de inmediato.

El único pretexto más que discutible es que el director francés afirmó que la cinta en que se inspiraba era típicamente «sudamericana», resultaba muy sentimentaloide, muy tendente a la telenovela y que por eso le pareció una buena idea reescribirla y europeizarla un poco. La realidad es bastante distinta. Con una secuencia inicial semejante, la historia de amor entre dos seres tan distintos en lo físico como Alexandre y Diane comienza cuando él se encuentra el teléfono móvil de ella y opta por esperar a llegar a casa para comunicarse con ella y fijar una cita para entregárselo. La conversación telefónica entre ambos es tan cálida y amena que Diane se siente embargada por un hombre al que ni siquiera conoce. La sorpresa surgirá al día siguiente cuando al presentarse él ante ella vemos que es un hombre que mide solo 1'36, es decir, lo que solemos denominar un enano.