Le faltan dosis de imaginación que se echan de menos en un producto como éste dedicado, sobre todo, a niños y adolescentes y aunque supone un paso adelante respecto a un cine infantil que tiene muy poca tradición en España y que no dispone de los recursos idóneos para potenciar la espectacularidad y la idoneidad de los efectos visuales, está lejos de regalar las dosis de aventura y de diversión que serían de desear.

Fruto, por supuesto, de la aceptable acogida de ´Zipi y Zape y el Club de la Canica´, que vimos en 2013 y que fue la anterior película sobre los personajes creados por el dibujante de cómics José Escobar, sigue claramente sus pautas, inspirándose en escritores clásicos de la literatura juvenil del calibre de H.G. Wells, Arthur Conan Doyle y, especialmente, el James Barrie que creó Peter Pan y el Julio Verne que nos trasladó al universo fantástico de 20.000 leguas de viaje submarino, cinta esta última que está presente en buena parte de la cinta.

Con estos resortes, que podían haber dado más de sí, se nos envía a una isla misteriosa y desconocida en la que los traviesos Zipi y Zape deben pagar otro de sus innumerables desmanes, ahora el incendio de una librería de cuentos. Desde el momento, sin embargo, que ponen pie en tierra las cosas no hacen más que complicarse, hasta el punto que los gemelos y sus padres se ven obligados, por culpa de una enorme tormenta, a pasar la noche en la singular mansión de la extraña señorita Pam. Aunque parece que las cosas pintan bien porque la morada acoge a un grupo de encantadores niños que se lo pasan en grande, pronto descubrirán que hay gato encerrado.

Junto a Zipi y Zape y una Pam a la que intenta recrear con desigual fortuna Elena Anaya, el peso de la interpretación recae en tres niños, Flequi, Maqui y Pipi, que desprenden un mínimo de naturalidad. La película, por otra parte, se apoya en la relación entre padres e hijos, subrayando que la falta de sincronía inicial acaba en total armonía. Pretende hacerlo sin caer en la pedantería, pero no siempre logra su objetivo.