La mezcla de cine y política la noche del jueves en la Convención Republicana con la intervención del actor Clint Eastwood invita a recordar las películas más populares sobre campañas electorales estadounidenses, algunas tan recientes como "Game Change", centrada en la figura de Sarah Palin.

La polémica y muy cinematográfica intervención de Eastwood, en la que mantuvo una conversación con un invisible Barack Obama repleta de acusaciones ("cuando alguien no hace su trabajo, hay que echarlo") y que se saldó con una célebre frase de "Harry el sucio" ("vamos, alégrame el día"), bien podría ser recreada en el futuro en una cinta sobre la actual carrera electoral.

El material resulta irresistible en Hollywood. Apenas hay que retroceder al 10 de agosto para dar con el estreno de la última propuesta centrada en este ámbito: "En campaña todo vale", una comedia satírica protagonizada por los humoristas Will Ferrell y Zach Galifianakis.

Su director, Jay Roach, conocido por las estrafalarias aventuras de Austin Powers y los dimes y diretes entre Ben Stiller y Robert De Niro en "Los padres de ella" y "Los padres de él", se puso más serio para hablar de la campaña presidencial de 2008 en "Game Change", estrenada en marzo en el canal HBO, acerca de la elección de la por entonces gobernadora de Alaska Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia del Partido Republicano.

Roach ya había tocado previamente el terreno político en "Recuento" (2008), también de HBO, que examinaba las consecuencias de las elecciones presidenciales de 2000 -en las que resultó electo George W. Bush-, con énfasis en el decisivo recuento del voto en Florida.

Estas son los títulos más recientes, pero desde luego no los más conocidos.

En esa categoría entran de lleno obras como "Caballero sin espada" (1939), "Dave, presidente por un día" (1993), "La cortina de humo" (1997), "Primary Colors" (1998), "Bulworth" (1998) o "Los idus de marzo", de George Clooney, estrenada el año pasado.

"Caballero sin espada" es un clásico de Frank Capra, ganador del Óscar al mejor guion original, en el que James Stewart da vida a un joven idealista que, tras la muerte de un senador estadounidense, es escogido por un gobernador corrupto para suplir su vacante con la intención de convertirle en su propia marioneta, algo a lo que se negará en rotundo.

Un tono más ligero tenía "Dave, presidente por un día", una comedia con tintes dramáticos protagonizada por Kevin Kline y Sigourney Weaver en la que un hombre corriente ha de hacerse pasar por el presidente estadounidense, con el que comparte un gran parecido físico, cuando éste cae en un coma.

Al final el personaje de Kline, tras la experiencia en el despacho oval, decide llevar a cabo su propia campaña electoral como aspirante a la alcaldía de su municipio.

La relación "impropia" de Clinton

Mucho más reflexivas y alarmantemente similares con acontecimientos que ocurrieron poco después fueron los casos de "La cortina de humo" y "Primary Colors".

La primera, de Barry Levinson, cuenta cómo un grupo de consejeros presidenciales contrata a un productor de Hollywood para que organice una guerra ficticia contra Albania que atraiga la atención pública y lave la imagen del presidente estadounidense, hundida tras un escándalo sexual, antes de comenzar la campaña para su reelección.

Se da la casualidad de que Estados Unidos, poco después del estreno del filme, lanzó una serie de ataques contra bases terroristas en Sudán y Afganistán tras la confesión de Bill Clinton de su "impropia" relación con Mónica Lewinsky.

Algo similar ocurrió con "Primary Colors", estrenada en marzo del 98, en la que John Travolta encarnaba a un afable gobernador sureño, con reputación de mujeriego, aspirante a la nominación demócrata para la presidencia de Estados Unidos. La cinta llegó a las salas dos meses antes del escándalo Lewinsky.

También hubo espacio para el "one man show" ofrecido por dos de los grandes galanes de Hollywood. Warren Beatty dirigió, escribió, coprodujo y protagonizó "Bulworth", un improbable candidato favorito para la victoria presidencial a pesar de caer en una terrible espiral de abuso de drogas, tendencias suicidas y comentarios ofensivos en público.

La misma función de hombre orquesta llevó a Clooney a plasmar un desolador panorama político en "Los idus de marzo", sobre la contienda política en Des Moines (Iowa), días antes del caucus demócrata en ese Estado, y el cargado pulso entre Mike Morris, aspirante a la nominación por ese partido (Clooney), y su portavoz de prensa (Ryan Gosling).