Un tsunami emocional ha barrido hoy San Sebastián, con algunas "víctimas" que han sufrido desmayos y ataques de llanto. El responsable es Juan Antonio Bayona, quien recrea la catástrofe natural acaecida en Tailandia en 2004 en "Lo imposible", película española que mira cara a cara a Hollywood.

"Al hacer mis películas no pienso en el público más de lo que pienso en mí", ha explicado Bayona en una entrevista con Efe. La razón de esta afirmación es la resistencia que sigue habiendo en España al cine puramente comercial, el que no renuncia a manipular, en el mejor sentido, a las plateas y que intenta igualarse a los maestros del entretenimiento como Steven Spielberg o Robert Zemeckis.

Precisamente, la primera hora de "Lo imposible", protagonizada por Ewan McGregor y Naomi Watts y que se estrena en las salas españolas el 11 de octubre, ha sido comparada con el prólogo de "Salvar al soldado Ryan", por su brutal agitación, su descarnado realismo y su inmersión emocional en una situación tan agresivamente extraordinaria sin apenas diálogos.

"Supe que lo sensorial tenía que estar por encima de lo intelectual. Ellos (las víctimas del tsunami) no tuvieron tiempo para pensar. Y una situación de ese tipo no se podía contar con palabras", asegura el realizador de "El orfanato", que tras el taquillazo nacional mira ahora al mercado internacional.

Si en su debut supo conducir al espectador hacia el terror sobrenatural y psicológico, ahora no es menos terrorífica la naturaleza en su máxima expresión de adversidad, aunque Bayona rechaza la etiqueta de "cineasta de género".

"Nunca me planteo las películas en términos de género. Solo pienso en que tengo unos personajes pasando por una experiencia muy intensa", dice. Y "Lo imposible", bajo la apariencia de cine de catástrofes, tiene elementos de melodrama puro en medio de una supervivencia tan brutal que coquetea con el cine gore.

Y es que ese "sin palabras" que dice Bayona supone que el público se sumerge, literalmente, en la devastadora ola gigante que acabó con la vida de más de 230.000 personas en aquellas Navidades de 2004, y eso implica una crudeza en la pantalla que ha hecho que algunos espectadores hayan sufrido desmayos y hayan salido del Kursaal para ser atendidos.

"Tenía que contarlo así. De otra manera era frivolizar lo que fue el tsunami", afirma Bayona, que ya en el Festival de Toronto impactó a la audiencia.

Pero, para dar lustre a tan arriesgada empresa, Bayona ha tenido la suerte de contar con el empaque que dan las interpretaciones de dos estrellas internacionales, Naomi Watts y Ewan McGregor, quien recibirá esta noche el Premio Donostia del festival.

"Necesitábamos nombres atractivos para que confiaran en una producción de 30 millones de euros y, en cuanto leyeron el guión, quisieron participar en la cinta. Pero aunque son actores muy conocidos, no se asocian a la parte más frívola de Hollywood", concluye Bayona.