En "Séptimo", la nueva entrega de suspense del español Patxi Amezcua, Ricardo Darín es un padre estresado y separado que "corre todo el rato para llegar tarde a no se sabe dónde", justo lo contrario a cómo se toma la vida el actor argentino, con serenidad y mucho humor.

"Trato de tomarme la vida en la dirección contraria", de forma "pausada y relajada", afirmó Darín en una entrevista con Efe, aunque dijo comprender bien a ese personaje, abogado de alta alcurnia, que ve cómo su rutina salta por los aires el día en que sus hijos desaparecen al bajar la escalera de su piso.

A partir de ahí, la trama de "Séptimo", coproducción hispanoargentina rodada en Buenos Aires, con Belén Rueda en el papel de madre (Delia), se desenvuelve en una desesperada búsqueda que pone a los protagonistas en situaciones límite.

"Me pareció un ejercicio actoral distinto", dijo al explicar porqué se implicó en el proyecto. "Esta cosa de que ocurra todo en 12 o 14 horas, el cambio en una persona que lo tiene todo planeado al milímetro y, de golpe, la vida le propone un juego perverso que hace que se trastoquen todas sus prioridades".

El otro elemento de peso que le ayudó a decidirse fue su compañera de reparto, Belén Rueda, con quien Darín se explayó en bromas y elogios.

"Coincidimos en todos los aspectos y estuvimos muy codo a codo, lo que no es muy frecuente", concedió. Y eso que la reina española del suspense, que próximamente volverá a la comedia en una serie de televisión, se incorporó un mes tarde al rodaje, por sus compromisos en España.

"Antes de ir a Argentina les pedí a los productores que me enseñaran algo, para ver como iba", relató Rueda. "Me quedé tan impactada que dije, 'yo no voy, no me necesitáis'", añade, "me entró mieditis".

Pero rápidamente encajó y todos se quedaron "impactados y enamorados al minuto de haberla conocido", añadió Darín, galante.

Obviamente, ninguno de los dos quiere entrar mucho en la trama, pero se atreven a definir los elementos de una buena historia de suspense.

"Para empezar, un buen final", dice Rueda. "Si en una película de suspense el final no te convence, todo el trabajo anterior se cae, por bueno que sea. Y también es importante contar las cosas, pero no explícitamente", sino "ir dando pistas".

Darín añade la verosimilitud, especialmente en este relato "encerrado, agobiante y casi claustrofóbico", donde casi todo ocurre en un mismo lugar, el edificio en el que viven Delia y los niños.

"Hay suspense y suspense", distinguió. Aquí no se trata de "caras y fantasmas que aparecen", sino de un relato insertado en la realidad y la vida cotidiana, por lo que es esencial "que eso se cumpla, la verosimilitud y la credibilidad".

Tanto en la entrevista como en la posterior rueda de prensa, el maduro seductor por excelencia del cine argentino hace continuamente gala de su sentido del humor, como cuando le preguntaron cómo se preparó físicamente para el rodaje.

"Tuve la ayuda de un doble, que no ha podido venir porque está ahora con De Niro, le mando un abrazo", bromeó. "Está con problemas en las rodillas", de subir y bajar escaleras, precisó.

Más allá del género e incluso de las historias, lo cierto es que hablar de "una película con Ricardo Darín" se ha convertido en la mejor etiqueta, gracias a títulos como "Nueve reinas", "El secreto de sus ojos" o "El hijo de la novia".

Darín agradeció los piropos pero rápidamente cambió de tema. "Los pies en la tierra los tengo porque soy así", resumió.

"Séptimo" llega esta semana a las salas de exhibición españolas después de su éxito en Argentina, donde la han visto casi un millón de espectadores.