Disney y Dreamworks han puesto sus ojos en un pequeño festival canario de animación cuyo presupuesto no llega ni a la centésima parte de cualquiera de las películas que producen: Animayo, el único de Europa que en estos momentos proyecta sus cortometrajes en sus estudios de EEUU.

"Soy canario, he crecido con el 'no', con el 'no se puede', con el 'aquí no es posible'. Pero, ante eso, solo hay dos opciones: o te achantas, o te lo tomas como un reto", asegura a Efe el productor Damián Perea (Gran Canaria, 1974), alma mater de Animayo.

Este joven realizador decidió "no achantarse". Con 20 años fue candidato a los Goya con su primer corto de animación en stop-motion ("Podría ser peor"), luego dio vida a "Los García", la familia de plastilina que explicó a los españoles el euro, y desde hace ocho años dirige en Las Palmas de Gran Canaria el Festival Internacional de Cine de Animación, Efectos especiales y Videojuegos.

Perea acaba de regresar a España tras proyectar las diez películas ganadoras de la última edición en la sala Aidikoff de Los Ángeles por tercer año consecutivo, coincidiendo con el American Film Markett, una de las grandes citas del sector, y de organizar cuatro días de pases exclusivos para los grandes de la animación.

"Somos el único festival europeo que se proyecta, y llevamos dos años haciéndolo, en los estudios Disney y Dreamworks. Los animadores casi no tienen tiempo de ver las últimas novedades, nosotros les llevamos un resumen de lo mejor del festival", asegura.

En un contexto en el que la crisis ha borrado del mapa a citas antes señeras para la animación en España, Animayo recibe cada año unos mil cortometrajes, de los que selecciona cien para su exhibición en Las Palmas de Gran Canaria y premia diez.