Tras su etapa española, en la que protagonizó dos filmes producidos aquí, este norteamericano de 34 años, actor desde los 8, se rodea de nuevo de seres fantásticos, como cuando protagonizó 'El señor de los anillos'. Ahora es un sacerdote en 'El último cazador de brujas', que narra cómo estas viven en la actualidad tejiendo su venganza contra la humanidad.

En su filme Grand piano debía liberarse del miedo escénico, tocar ese instrumento y hablar por teléfono al tiempo. ¿Hay hombres que pueden hacer más de una cosa a la vez?

Dicen que no podemos, pero todos sabemos que eso no es cierto. Lo que pasa es que a algunas personas, sobre todo chicas, les gusta creerlo. Si son felices así, ¿por qué llevarles la contraria?

Parece una persona muy tranquila. ¿Qué le estresa?

Lo que a todo el mundo: las responsabilidades, no tener tiempo para hacer todo lo que quiero.. Me agobia estar en lugares con mucha gente, por ejemplo.

¿Qué tiene el cine español que le ha encandilado ya en tres ocasiones?

Me ha ofrecido muy buenos papeles. Y he conectado fácilmente con cineastas de aquí que son originales y que tienen una voz propia. Quiero mucho a este país, me tiene enamorado. Es muy fácil hacer amigos aquí.

¿Prefiere las películas pequeñas a las grandes producciones?

Mi carrera tiene más de las primeras, pero pesa haber hecho El señor de los anillos, aunque se rodó lejos de Hollywood y sin presión de los estudios. No mido el tamaño del proyecto; valoro si el guión es original y si podré trabajar con la máxima libertad.

¿Es una estrella atípica?

Sé que se me considera así, pero no me gusta esa palabra. Soy alguien famoso y llevo veinte años trabajando en algo que me apasiona, pero no vivo como una estrella; no me siento atrapado en ese mundo. Tengo una vida más allá de ser actor.

¿Le cansa que le identifiquen con su personaje en la serie de los anillos?

Me llevo muy bien con él. Mis sentimientos hacia Frodo son de agradecimiento y amor, pero el éxito fue tal que estoy convencido de que me acompañará para siempre aunque ya no es mío: es un poco de todos.

Al haber comenzado su carrera de niño, ¿no teme que el entusiasmo por su trabajo se le acabe antes?

¡Espero que no! (risas) Fueron años muy divertidos. Viajaba con mi madre porque era pequeño, pero en el plató me trataban como a un adulto, lo que agradecí mucho. La mayoría de los niños no ha tenido esas experiencias a mi edad. No creo que me canse nunca de vivir lo inesperado. Cada película y cada personaje son únicos y actúan como antídoto contra el aburrimiento.

Rodando aquí aprendió a tocar el piano...

Y me encantó, porque la música ha sido siempre muy importante en mi vida. Ahora estoy disfrutando de una nueva faceta como dj y me siento orgulloso de que me tomen en serio en ese mundillo. Y hasta estoy pensando en editar algunos discos como tal.

¿Qué le gustaría que le esperara a la vuelta de la esquina?

Quiero dirigir. Me apetece mucho; pero sin protagonizar la película que haga. No la primera, al menos. Las tensiones, de una en una.