Una de las joyas del cine independiente del año pasado, "Take Shelter", llega ahora a los cines españoles y su director, Jeff Nichols, explica a Efe el complejo entramado que le ha llevado a unir el bajo presupuesto con la épica emocional, la tragedia íntima con el apocalipsis y la paranoia con la realidad.

"En estos momentos, la paranoia tiene más razón de ser que nunca", asegura Nichols en una conversación telefónica con Efe a propósito de esta cinta galardonada en Cannes con el gran premio de la crítica, protagonizada por Michael Shannon y Jessica Chastain y que se podrá ver en los cines españoles a partir del 4 de abril.

"Take Shelter", filmando el brote paranoico que sufre un hombre corriente de Arkansas (la tierra natal de Nichols), se propone transmitir al espectador la confusión en estado puro, el momento en el que uno empieza a dudar de su percepción de la realidad.

Pero, ¿qué es lo real? "Lo que me gusta de la película es que encierra una pregunta que quizá no podamos contestar. Si la respondemos es que estamos quedándonos con una media verdad", asegura.

Esta película devuelve a Michael Shannon a la calidad que le llevó a optar al Óscar por "Revolutionary Road" y redondea el espectacular año de Jessica Chastain tras sus interpretaciones en "El árbol de la vida", "La duda" y "Criadas y señoras, con las que ha acumulado hasta 27 premios de distintos festivales y asociaciones de críticos.

Este momento actual al que se refiere Nichols acumula numerosas razones para la sinrazón. Desde fuera, un sistema que se colapsa, la inestabilidad laboral, unos recursos naturales que se acaban y la caducidad de los valores. Desde dentro, la inseguridad inherente y, en el caso del protagonista, un historial psiquiátrico familiar que le sobrevuela como una espada de Damocles.

"Quería tomar dos vías narrativas: la de un costumbrismo práctico, lo que el personaje dice y hace, su trabajo, su vida familiar... y sus ideas y miedos. La catástrofe económica o ambiental, esa visión dramática sobre la sociedad, la naturaleza. Esa sensación de que somos testigos de la desintegración de nuestro mundo", explica Nichols.

"Al hacer esta película, me acababa de casar y me surgían miles de preguntas sobre el significado del matrimonio, sobre por qué muchos matrimonios fracasan. Y por otro lado, toda la crisis económica mundial. Sentía que mi vida se empezaba a centrar justo cuando el resto del mundo se estaba derrumbando", asegura.

"Take Shelter", que significa en inglés "refúgiate", habla, entonces, de la esterilidad de cualquier escapatoria a los miedos. "Es difícil definir el miedo, si es por ti mismo o por lo que está a tu alrededor. Solo nos queda intentar gestionarlo, porque nos va a acompañar el resto de nuestras vidas", dice este joven director que ya contó con Shannon en su primer filme, "Shotgun Stories".

Las pesadillas del protagonista se camuflan con su realidad, obligando al espectador a reestructurar sus sensaciones cada vez que se aclara qué es realidad y qué es sueño y las posibles causas o las interpretaciones de estos sueños podrían ser muchas, pero lo que le importa al director es la sensación en sí misma.

"En una versión mala de Hollywood realizada en Hollywood, la causa de los sueños sería alguna instalación tóxica en el río", bromea quien, no obstante, ha enrolado a Reese Witherspoon y Matthew McConaughey para su nuevo filme, "Mud".

Así, la locura intermitente del protagonista, tan avergonzado de sus prontos como incapaz de controlar sus imperativos, va ampliando el círculo de hiriente influencia hasta arrastrar a lo que más quiere -su mujer y sus hijos- y desembocar en un sentimiento apocalíptico muy diferente al que proponía Lars von Trier en "Melancolía".

Pero Nichols descarta que el apocalipsis esté de moda. "El ser humano desde siempre ha estado preocupado por el fin del mundo, con la idea de presenciarlo y que su vida se cierre de una manera épica. Es mucho más deprimente pensar que eres una millonésima parte de la Historia de un mundo interminable", concluye Nichols.