El Concello, dispuesto a adaptar el Palacio a las necesidades del Leyma

Panorámica del Palacio de los Deportes de Riazor.

Panorámica del Palacio de los Deportes de Riazor. / Iago López

El Básquet Coruña roza la ACB y empieza a poner en orden los requisitos que necesita para disputar la máxima categoría nacional del baloncesto. Una es la instalación. Actualmente juega en el Palacio de los Deportes de Riazor, que no cumple todos los requisitos ni de aforo ni estructurales que exige la competición. Por eso se busca o bien adaptar el recinto o encontrar uno nuevo. Gonzalo Castro, concejal de Promoción y Fomento de la Ciudad y responsable de Deportes, se mostró este miércoles a disposición del club para llegar a una solución y se abrió a una colaboración con la Xunta.

“Estamos a total disposición del Básquet Coruña para que tenga un recinto acorde a los requisitos que establece la ACB”, apuntó Castro en declaraciones a los medios tras un acto en la Casa Museo Casares Quiroga. El concejal reconoció que desde el Concello ya han tenido varios contactos “informales” con responsables de la institución naranja, pero que todavía tienen que sentarse para conocer todas sus necesitadas en el caso de que ascienda. “Estamos pendientes de sentarnos con ellos, valorar qué es lo que realmente les pide la ACB y qué es lo que requiere en cuanto a su instalación”, indicó, “y una vez que tengamos sobre la mesa cuáles son sus necesidades, nos pondremos a trabajar”.

Además, no descartó una colaboración con otras instituciones, como la Xunta de Galicia, para hacer una inversión para adecuar el Palacio de los Deportes de Riazor. “No me cabe duda de que la Xunta colaborará en lo que haga falta para que el Básquet Coruña, un equipo de ACB, tenga una instalación acorde a lo que exige una competición como esa”, sentenció. Hace un año, el Básquet Coruña renunció a albergar la final a cuatro —para la que finalmente no se clasificó— por falta de apoyo, a lo que el Concello contestó que le había cedido el uso del Coliseum y que además, pese a que el club era una “empresa privada”, estaba dispuesto a asumir unos costes de 100.000 euros.