Los roscones de Reyes resisten al variado repertorio de los dulces navideños y su oferta aumenta cada año, aunque también, como alerta la OCU, "los ingredientes de dudosa calidad y las grasas poco recomendables", por lo que ofrece cuatro claves esenciales para elegir el mejor roscón del mercado.

Masa de mantequilla, sin nata "artificial", decoración auténtica y no pagar más de la cuenta son las cuatro claves destacadas por la OCU en su web, donde recuerda que el original se inventó en Francia.

El roscón clásico se hace con una masa pesada fermentada y horneada dulce, tiene sabor a cítricos (lleva ralladura de naranja/limón y agua de azahar) y está decorado con almendras, fruta escarchada y azúcar.

Con el paso del tiempo se le ha añadido la nata y últimamente el chocolate.

La primera clave para la OCU es que el roscón tiene que hacerse con mantequilla.

En las panaderías es habitual usar mantequilla, pero los que se venden en supermercados suelen recurrir al aceite de girasol u otros aceites vegetales "poco saludables" (coco, palma, palmiste).

El contenido medio de grasa en un roscón ronda el 12% (20% relleno de nata), una cifra moderada si se compara con la de otros dulces (croissant, 17% de grasa; bizcocho de leche, 20% de grasa; donut, 25% de grasa, y ensaimada, 30% de grasa).

La masa del roscón tradicional es fermentada, esponjosa, pesada y relativamente seca, aunque hoy en día es frecuente encontrar masas más ligeras, estilo bollo suizo.

La segunda clave para la OCU es que, si se decide por el roscón relleno de nata, se compruebe que verdaderamente es nata.

Muchos roscones no tienen un relleno 100% nata, sino un "mix vegetal" con aceites, espesantes y texturizantes, "un recurso que baja el precio del roscón, pero también su calidad", avisa esta organización de consumidores.

La tercera clave está en la decoración, que debe de ser auténtica y ponerse antes de meter el roscón al horno.

La almendra debe ser cruda para que se tueste durante el horneado; se suele añadir en láminas, en bastoncitos o molida, pero debe quedar crujiente.

De hecho, según la OCU, un truco para saber si un roscón fue congelado es que la almendra esté blanda y rancia.

En cuanto a la fruta escarchada, la tradición ordena guindas y trocitos de naranja, aunque la última moda prefiere la calabaza (más barata que otras frutas) en láminas de vivos y artificiales colores rojos y verdes.

El azúcar se puede encontrar suelta o en trocitos.

En cuarto y último lugar, la OCU aconseja no pagar más de la cuenta ya que las diferencias de precio "son enormes"; un roscón con nata en una pastelería tradicional cuesta entre 40 y 60 euros el kilo y en un supermercado se encuentran por menos de 15 euros el kilo.