J.A Otero Ricart | Con más de cien recorridos homologados, el senderismo empieza a despuntar en Galicia como una de las actividades de ocio de mayor atractivo para personas de todas las edades. El contacto con la naturaleza, junto con el ejercicio físico moderado, hacen de esta práctica uno de los mejores remedios frente al sedentarismo. La riqueza paisajística de nuestra comunidad se refleja también en la variedad de rutas que   pueden   realizar   los   aficionados: hay senderos de media montaña, rutas de ríos, caminos de costa... “En Galicia somos unos privilegiados, hay una gran variedad de senderos... no sabemos lo que tenemos”, comenta Antonio Caldelas, del Club Montañeros Celtas.

La diversidad y belleza de las zonas rurales o costeras es, sin duda, uno de los atractivos turísticos de Galicia, pero hasta hace unos años no se había promocionado esta modalidad del turismo activo. Como señala David García Legido, director de eventos de Senderos de Galicia C.B., “detenerse a tomar un re-

frigerio bajo una parras de albariño, pasar junto a explotaciones ganaderas o conversar con paisanos de las aldeas que cruzas son circunstancias que resultan muy atractivas a personas que vienen de zonas muy urbanizadas o grandes capitales”.

García Legido entiende que todavía queda mucho por hacer para promocionar el senderismo porque, aunque se ha incrementado algo su práctica, la información que reciben los que quieren iniciarse en esta práctica “es escasa y, en muchas ocasiones, incorrecta. A nivel de promoción turística, tampoco se incentiva adecuadamente la actividad y las empresas profesionales del sector nos encontramos con que el visitante apenas tiene conocimiento de que puede utilizar este elemento de ocio como complemento a su visita a nuestra tierra”.

Los clubes de montaña juegan un papel fundamental en la difusión y conservación de estas rutas naturales. Ángel Gómez, responsable de la sección de Senderismo del club Peña Trevinca, destaca que prácticamente todo el club participa en las actividades de senderismo, “porque animamos a los socios a que nos presenten propuestas de senderos. Cada vez que uno descubre una nueva ruta lo comunica a los demás y se estudia la manera de hacerlo”.

Después viene todo el trabajo de definir las rutas para que puedan ser homologadas por la Federación Gallega de Montañismo. “Cualquier sendero, aunque sea pequeño, cuesta mucho trabajo hacerlo y mantenerlo... son muchas horas de trabajo”, apunta Antonio Caldelas, del Club Montañeros Celtas, una enti-

dad que tiene asignados varios senderos para su mantenimiento, entre ellos la ruta de O Galiñeiro, uno de los primeros senderos homologados en Galicia.

En Galicia hay distintos tipos de senderos homologados. Por un lado están los GR, grandes recorridos con más de 50 kilómetros, señalizados con rayas rojas y blancas; y por otro los PR, o pequeños recorridos, de menos de 50 kilómetros, marcados en amarillo y blanco.

Hay senderos de los que se responsabilizan los distintos clubes de montaña, mientras que otros dependen de los ayuntamientos de la zona para su mantenimiento. “En Peña Trevinca —señala Ángel Gómez— nos encargamos del mantenimiento de dos senderos pequeños y de uno grande, es como si fueran nuestros senderos. Se trata del GR-53,que va hasta Santiago, y dos PR, uno entre Cuntis y Valga y el circular de Cuntis. Nos encargamos de mantenerlos señalizados y limpios”.

Los senderos homologados deben tener una marcación perfecta para que se puedan recorrer en ambos sentidos y nadie se confunda.

De hecho, la Federación Gallega de Montañismo hace un seguimiento de los mismos y cuando no están en perfectas condiciones desaconseja su recorrido. Además, existen otras muchas rutas de senderismo que todavía no están homologadas.

A la hora de homologar una nueva ruta hay que seleccionar una zona que tenga suficientes atractivos, tanto desde el punto de vista paisajístico como cultural o etnográfico. Buscar una ruta y elaborar después un sendero es una tarea que supone mucho trabajo. Hay que conocer la historia de los pueblos por donde pasa, la historia de los valles, la arqueología...

“El senderismo está en auge —comenta Caldelas—, lo que no lo está tanto es marcar los senderos. Los principales senderos de Vigo y el Sur de la provincia los hemos hecho nosotros, empezando por el de O Galiñeiro. Pero el trabajo no finaliza una vez que se homologan por la Federación, porque después hay que cuidarlos para mantener esa categoría. Por ejemplo, el año pasado tuvimos que repintar el sendero de O Galiñeiro porque había zonas en que estaba mal señalizado”.

Los voluntarios de los clubes suelen trabajar en los senderos durante todo el año. Cuando hace falta pintarlos o arreglar algún desperfecto aprovechan algún fin de semana para hacerlo. “Nos avisamos en el club y quedamos un grupito de unas 6 u 8 personas —explica Antonio Caldelas—. Normalmente lo hacemos por tramos, salvo que se trate de un sendero muy pequeño”.

Para todas las edades

El senderismo es una actividad apta para todas las edades. “Yo mismo pertenezco a un grupo de colegas jubilados y prejubilados que salimos todos los miércoles a caminar”, comenta Ángel Gómez. “Es saludable y una de las mejores aficiones que se pueda tener —añade el responsable del Club Peña Trevinca—. Se trata de un ejercicio de bajas revoluciones para mantenimiento, no es el ejercicio de alto nivel que rompes a trabajar. Cada uno hace lo que buenamente puede; no hay ninguna exigencia física”.

En el club cuentan con una sección infantil-juvenil, “y los que ya nos vamos haciendo mayores para seguir a los “patas negras”, salimos con los más jóvenes porque nos resulta más cómodo recorrer menos kilómetros. Los mayores suelen hacer entre 20 y 30 kilómetros, mientras que los más pequeños pueden hacer unos 12”. Y es que, para los montañeros más veteranos, el senderismo es la mejor forma de “matar el gusanillo” de la alta montaña.

Por su parte, Antonio Caldelas destaca que los hay recorridos para todas las edades, “desde los 8 años hasta los 90 años. En la zona de Vigo, por ejemplo, los más pequeños tienen un recorrido muy bueno en el Eifonso”. El director de eventos de Senderos de Galicia C.B, David García Legido, constata que cada vez hay un mayor interés por el senderismo entre las personas mayores: “Diría que es más una búsqueda de una actividad deportiva tranquila y agradecida visualmente, porque la gente joven normalmente busca emociones más fuertes y a veces el senderismo se les queda pequeño. La mayoría de la gente que nos consulta lo que quiere es caminar por el medio natural hasta lugares desconocidos para ellos sin que suponga una gran dificultad”.

La primavera y el otoño son, por paisaje y temperatura, las épocas más adecuadas para practicar esta actividad. En invierno también es factible seguir muchas rutas, pero hay saber si alguna zona presenta alguna dificultad extra por la lluvia, el frío, la nieve o el hielo. “Es importante no adentrarse en senderos que se desconocen cuando hay unas malas condiciones meteorológicas; siempre es recomendable ir con gente que conozca bien la zona y lo que es el montañismo”, comenta Antonio Caldelas, de Montañeros Celtas. En cuanto a la equipación, hoy en día hay una gran oferta de material deportivo para practicar el senderis- mo, desde unas buenas botas de media montaña a zapatillas más ligeras, pasando por una mochila adecuada o ropa de agua. La equipación depende, obviamente, de la zona que se vaya a recorrer, porque no todos los senderos son iguales, “hay rutas más complicadas que requieren un material adecuado, y depende también si se va en invierno o en verano”, añade Caldelas.

Cuando se inauguran las rutas de senderismo suelen estar muy bien cuidadas, pero con el paso del tiempo existe siempre el peligro de que se vayan deteriorando, tanto por las inclemencias meteorológicas como por la mano del hombre. El problema es que la confección de un sendero no está ligada a ninguna administración en particular, sino a la titularidad de los terrenos por donde discurre. “Tal ayuntamiento o tal diputación dispone de un presupuesto para la confección del sendero pero en muchos casos luego no se habilitan partidas para su conservación posterior, con lo que en un par de años todo ese trabajo se va al traste —señala García Legido—. Hay asociaciones y clubs de montañismo que sí que se preocupan de mantener en condiciones senderos que ellos mismos se han trabajado, pero esto supone un gran esfuerzo desinteresado que no siempre está disponible.” “Hay rutas preciosas e interesantes —añade— que son imposibles de seguir por la deficiencia o inexistencia de las marcas y carteles necesarios”. La principal amenaza de los senderos es la falta de mantenimiento, “pero también el poco respeto por estas rutas que tienen algunas empresas de trabajos forestales, como las eólicas, madereras,etcétera —continúa el responsable de Senderos de Galicia—. Arrasan con caminos y señalizaciones allá por donde pasan y luego casi nunca se ocupan de reponer todo a su estado original. Las diversas administraciones tampoco les conceden mayor importancia”.

En la misma línea se expresa Ángel Gómez, porque “a veces las instituciones hacen obras en los senderos y estropean las señales. En ocasiones, al hacer un sendero nos hemos llevado más de una sorpresa, porque en algunos caminos peatonales entran las máquinas y los amplían para que pasen tractores, estropeando todo lo que se había señalizado, porque las marcas suelen estar en piedras o en árboles”.

“Quizás en Galicia —apunta el responsable de Senderismo del Club Peña Trevinca— nos falta un poco de sensibilidad con respecto a ese tipo de actuaciones. Así como en las autopistas después de las obras se reponen las señales, en los senderos tiene que pasar lo mismo. Quisiera hacer un llamamiento a todo el mundo que va al monte para que no tire nada; la basura hay que traérsela para casa: ni una colilla, ni un plástico, ni un papel, ¡nada! “, concluye.