No hace falta irse muy lejos para descubrir parajes de inusitada belleza que esconde la geografía española. Semana Santa es una buena época para adentrarse en lugares donde parece que el tiempo se ha detenido. A continuación, te proponemos una selección de viajes que se deben realizar al menos una vez en la vida:

La Ciudad Encantada de Cuenca

El origen de la Ciudad Encanta de Cuenca se remonta a hace 90 millones de años. Está situada en la localidad de Valdecabras, en pleno corazón del Parque Natural de la Serranía de Cuenca y rodeada de pinares. Este mágico entorno se formó al final del Cretácico como consecuencia de la orogenia alpina, el mar se retiró y el lecho marino, compuesto de piedra caliza, emergió a la superficie.

Los Arribes (Salamanca/Zamora)

El Parque Natural Arribes del Duero es un espacio que comparten las provincias de Salamanca y Zamora, situado junto a la frontera portuguesa. Los encajonamientos de los cursos fluviales de los ríos Duero y Águeda hacen de frontera natural entre España y Portugal. Rutas a caballo, a pie o en bicicleta y cruceros fluviales son una manera diferente de disfrutar del Río Duero y sus cañones.

El Soplao (Cantabria)

Esta cueva es una maravilla de la naturaleza. Se ubica en los municipios de Herrerías, Valdáliga y Rionansa, en la sierra de Arnero. Su nombre viene de un término minero que hace referencia al aire que se percibe al calar una galería desde otra con menos oxígeno. Entrar en 'El Soplao' es adentrarse en un juego de sombras y luces espectacular entre formaciones excéntricas únicas.

Las Medulas (León)

Las Médulas, en la región leonesa del Bierzo, fue en su origen una explotación romana de oro a cielo abierto. Siglos después se transformaron en pequeñas colinas rojizas, tras el corrimiento de tierras que hicieron los romanos para extraer el oro, rodeadas de vegetación.

Conjunto Etnográfico de Teixois (Asturias)

Esta pequeña aldea es un valioso conjunto de ingenios hidráulicos (mazo, molino, rueda de afilar, pequeña central eléctrica y un batán) en su estado natural. El paisaje de montes, riachuelos y senderos sumergen al visitante en un entorno que supone un viaje a la España rural de hace cientos de años.

Parque Natural del Monasterio de Piedra (Zaragoza)

Junto a Zaragoza se sitúa, entre exuberante naturaleza, un emplazamiento geológico inigualable donde caminos y senderos cruzan cascadas, arroyos, lagos y grutas, entre árboles centenarios y una gran variedad de fauna y flora.

Parque Natural del Monasterio de Piedra. Vídeo: Youtube

Chorros del Río Mundo (Albacete)

Un auténtico deleite para los ojos. Los chorros del Río Mundo, en el municipio albaceteño de Riópar, son un espectáculo de la naturaleza. El viento puede hacer que el agua en lugar de bajar suba. Cuando revientan los chorros, la repentina salida del agua llega a multiplicar por mil el caudal.

Los Chorros del Río Mundo. Vídeo: Youtube

Selva de Irati (Navarra)

La Selva de Irati es, tras la Selva Negra de Alemania, el hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa. Un tesoro natural de unas 17.000 hectáreas que se mantiene en estado prácticamente virgen. Irati esconde incontables rincones donde perderse y, quien sabe, encontrarse con ciervos, zorros o martas.

Parque Natural Font Roja (Alicante)

Un enclave único ubicado en la comarca de la Hoya de Alcoy. Cualquier época del año es buena para adentrarse en la Font Roja y recorrer el Santuario y su entorno, los pozos de la nieve y dejarse impresionar por las vistas desde la cumbre del Menejador.

Salto del Nervión (Álava)

El nacimiento del río Nervión es, con sus 300 metros de cascada, el salto de agua más grande de la Península Ibérica. Desde tanta altura el agua se difumina al chocar con la roca. Este fenómeno, que se engrandece en la época de abundantes lluvias y deshielo, atrae a miles de turistas cada año.

Salto del Nervión. Vídeo: Youtube