Consciente de su aureola de gran hacedor de las series de suspense más atractivas del momento, J.J. Abrams no para de alimentar su leyenda, con nuevos productos dirigidos mayoritariamente a su legión de seguidores, situada en el segmento juvenil de la audiencia. El responsable de Fringe o Perdidos, en el ámbito catódico, o de las últimas entregas de Misión Imposible, en el cinematográfico, presenta ahora Alcatraz, donde de nuevo lo policiaco y lo fantástico van de la mano.

Durante la investigación de un espeluznante asesinato en nuestros días, una agente se topa con la huella de un dedo cuyo propietario supuestamente murió hace 30 años. Es uno de los 302 presos de Alcatraz que desaparecieron misteriosamente en una sola noche, poco antes de que el legendario centro penitenciario fuera cerrado en 1963. Ahora, parecen haber vuelto sin que nada haya cambiado en ellos: no han envejecido €se baraja que sea a causa de un viaje temporal o una clonación€ y siguen siendo los crueles delincuentes de siempre.

Abrams maneja elementos que podrían recordar a sus anteriores producciones, que se desarrollan en una atmósfera que recuerda a la de la estupenda Shutter Island de Martin Scorsese. Rodada en parte en el interior de la isla prisión, que sólo se utiliza para estos menesteres y para recibir a los turistas que visitan San Francisco, desde hace décadas, se beneficia de un reparto espectacular que encabeza una estrella de Hollywood €Sam Neill (Parque Jurásico)€ y del que forman parte rostros televisivos como Sarah Jones (Hijos de la anarquía), Santiago Cabrera (Héroes), Parminder Nagra (Urgencias) y Jorge García (Perdidos), que encarna a un experto en la historia del célebre penal, imprescindible para que las investigaciones lleguen a buen puerto. La expectación está servida