Vaya, vaya con Mar de plástico. Si el capítulo emitido anoche sigue la estela del que se emitió la semana pasada, la cosa se pone de un subido que trastorna. Y por partida doble o triple. Si siguen la serie sabrán que aunque algunos personajes protagonistas siguen en su lugar -el poli Adolfo Sancho, el terrateniente Pedro Casablanc, o la explosiva Lisi Linder, mujer del mentado-, la serie en esta segunda temporada ha cambiado el objeto de sus investigaciones, y en vez de dilucidar el crimen de la hija del terrateniente ahora se centra en saber quién dio muerte a Marta, Belén López, novia del guardia civil que estuvo en Afganistán y que, por accidente, creyó matar a su marido, Pablo, Miquel Fernández, que fingió esa muerte y ahora ha aparecido en el pueblo también como jefe de investigación de la guardia civil. Y aquí está el lío.

Este tal Pablo se ve que viene de Afganistán con el cañón de punta porque en el capítulo de la semana pasada se hizo un Juego de tronos a lo bestia con la rubia explosiva, a la que, como fieras, la puso mirando a Cuenca con el culo en pompa. Qué fiebre, qué cosa, qué embestidas. Pero al margen de la trama me gusta mucho, me gusta más, incluso, el Juego de tronos que Mar de plástico le ha hecho a Mi casa es la tuya, la tediosa cita de Bertín

El Me La Pela en Telecinco, en cuyo pulso a ver quién la tiene más grande ganó por goleada Mar de plástico, así que, sin miramientos, con el culo en pompa, Mi casa es la tuya se puso también mirando a Cuenca. El señor que sigue haciendo chistes con eso de no saber manejarse en la cocina porque no es territorio de machos ha vuelto después del verano como opaco, oculto en la inmundicia de la cadena. Pues hala, dale, dale.