Un año de Zapeando. En La Sexta. Es una buena noticia. El programa empezó como los bebés, gateando, debilucho, pero como en casa no lo dejaron que se estrellara en uno de los batacazos, al final acabó fortalecido, sobre todo después de quitarse algunos lastres como la presencia de Santi Villas, la cruz de su hermana Thais, que no encajaba nada en ese festival gamberro que han conseguido montar a diario.

Como saben, Zapeando va de eso, de darle a lo que emiten las cadenas un segundo vistazo para echar unas risas. Lo curioso es que a estas alturas, cuando esta semana el programa cumple un año, es que cada vez importa menos la elección de los vídeos y más la forma de hablar de ellos. Se ha conseguido ahormar guiones e intérpretes. Y eso se percibe como complicidad, entre el equipo y con la audiencia.

A esa hora La Sexta no había tenido un éxito de audiencia desde Sé lo que hicisteis, y el programa de Frank Blanco lo está consiguiendo. Junto a él, una peña divertida que ha hecho suyos los guiones. Me gustan mucho Ana Morgade y Quique Peinado, y por su discreta pachorra Sara Escudero. Miki Nadal me gusta menos, pero es una cuestión de piel, putas manías de espectador. Y Cristina Pedroche puessss, sí, es mona.

Zapeando tiene además una serie de colaboradores que ponen su chispita. Uno es Françoise Gallardo, un tipo que ha hecho de su tonta extravagancia la corona del personaje que ha creado, un señor parsimonioso que habla ralentizado, se atusa las gafas, finge beber de una taza y, mirando a cámara, da una predicción futbolera con el dedo tieso diciendo? y si no, desmiéntemelo. Al parecer hace mucha gracia. A mí no, y si no, desmiéntemelo.