En el anuncio que este año produce Loterías y Apuestas del Estado de cara al Gordo de Navidad, el Gordo no es el Gordo de la lluvia de euros sino el gordo del amor. Hala, lo voy a poner también en mayúscula, qué puñeta. En el anuncio toca el Gordo, como no podía ser de otra manera, pero lo que de verdad toca, interesa, y recalca la historia es que a los protagonistas les toca el Gordo del Amor. ¿Han visto ya el anuncio? Lo verán, no se preocupen, aunque en la tele se emite en versión resumida. La original tiene nada menos que 19 minutos, un corto no muy corto. Y con una producción cuyo coste, qué digo, menos de la mitad, ya quisiera cualquier director joven que empieza en esto. En el anuncio de la Lotería de Navidad hay que tirar la casa por la venta para que la gente tire de bolsillo y el negocio siga siendo redondo.

Esta historia de amor, con estrellitas espaciales, chica que llega de los cielos, con perrito que no falte, colas frente a la administración de lotería donde luego tocará el premio, y musiquilla -nada menos que del jumillano Roque Baños con su ristra de premios Goya-, está firmada por, oh, Alejandro Amenábar. La pareja elegida es gente joven, actores de buen ver, guapísimos ambos, Charlotte Vega, la marciana, y Dani Luque, un guía turístico que se queda prendado de la bella y extraña chica a la que, todo un caballero, le paga el décimo. El final, quién lo duda, sólo podía ser feliz. Se anuncia un gran negocio, coño, hay mucho dinero en juego.

¿Pastelazo? Y qué. Es lo que se espera de productos donde lágrima y emoción, incluso lo cursi, forman parte del merengue. Hay un matiz. Vuelvo al principio, celebrando ganar el Gordo, resalta el Gordo del Amor. Qué bonito.