El del suceso es un mercado en alza en la tele como el del chorizo lo es en política. Por esta época los futbolistas de renombre no llegan a ponerse en los escaparates como hacen las lumis en las vitrinas de Amsterdam, pero se pavonean enseñando sus goles, su forma física, y no sé si los coches de lujo que tienen en sus garajes para ser destrozados cuando toque.

También están en venta. Y hay un mercado que mueve millones a la misma velocidad que uno alucina al enterarse, y no poder hacer nada, de que estos nenes mete pelotas ganan mil veces más que un maestro, un médico o un investigador. Pues en televisión, con el suceso, igual.

Nacho Abad, hasta ahora uña y carne, sangre y semen, de Ana Rosa, ha sido comprado por la mosquita muerta Susana Griso para que su 'Espejo público' sea el que antes, y mejor, nos ponga de vísceras hasta el tocomocho.

Pero la señora Quintana, endiablada, furiosa, y como una vampira temerosa de que el grifo se le seque, llamó a Alfonso Egea, al experto en sucesos de Susana manejando un abanico de billetes, pero Alfonso, fiel, dijo no y no. Emocionante.

El regreso de Mariló Montero a 'La mañana de La 1' también tiene sus novedades. A la mierda la mesa de la política, arriba la mesa de los sucesos. Han creado un cuadro de colaboradores que no se lo salta un galgo para que no escape un crimen, una violación, un incendio, oh, por dios, por dios, a ver si el cielo nos regala otro caso gordo para cubrir el año y hacer de la tele pública el estercolero que tape el estiércol de los jefes políticos. La nueva temporada será buena en sucesos. ¿Y si las tres lobas terminaran a bocados? Que se líen.