Insuperable. Cierto. La 1 es insuperable. No ha habido una etapa más tremenda y dañina en la televisión pública como la actual. Jamás hubo una etapa en donde un disparate se sumara al siguiente, y al siguiente, como si TVE viviera una contrarreloj consigo misma a ver qué nueva majadería se pone en marcha que supere en necedad a la anterior. Y ahí sí, ahí es única, es insuperable. La 1 ha tenido a bien estrenar otra mamarrachada vista mil veces llamándola Insuperables. O sea, un Tú sí que vales más lacio que vibrante, un Tienes talento más aburrido que una cena con un vendedor de biblias.

Y por si faltara algo van y colocan al falsario Santiago Segura, un jeta de tomo y lomo que coló a su cretino personaje en mil programas banales para asombro de él mismo, que jamás podía imaginar que con su cortedad cómica alcanzara el Himalaya popular que alcanzó. Y Pitingo, esa cosa. Un jurado donde estén el cansino y simplón Segura y el absurdo y repelente Pitingo no sólo no es un jurado serio sino que es un jurado para echarse a la calle porque tanta necedad junta no es buena para la salud.

Por separado me erizan la sensibilidad. Juntos me convierten en un ciudadano capaz de todo. ¿No había nadie con menos criterio, menos preparado, menos fiable, con menos capacidad para la empatía? Ni siquiera la siempre eficaz Ana Milán pinta ahí nada, y eso que la actriz podría sacar su lado más atrevido. Pero qué va. Insuperables es rancio, huele a tele antigua, sabe a despropósito mayúsculo. Esta TVE no da una. No recuerdo una etapa en la que los espectadores ignoraran cada estreno como ahora. TVE es insuperable en fracasos.