Supongo que conocer el ganador de la Liga de Campeones es un chute de adrenalina más intenso que saber que el fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, dejó su cargo como las lanchas fuera borda de la serie Perdóname, Señor, con la droga, o sea, escupido. Otro batracio de Rajoy.

Atres media, a través de Antena 3, sabía que estos partidos, y por eso compró los derechos de emisión, subirían sus audiencias a cotas estratosféricas. ¿Qué hace para competir con semejante bomba apocalíptica Telecinco?

Fácil. Echar mano de su particular Champions League. Supongo que saben que Milagros Jiménez, nacida para el mundo de la infamia como Mila Ximénez, desapareció un poquito del mapa del archipiélago ‘Sálvame’ para quitarse arrugas de la cara a cascoporro.

En total, dos, quizá tres semanas. Tiempo suficiente para que la basura de su regreso se haya ido macerando con la creación de unas expectativas de primera. ¿Cómo será ahora la señora? ¿Parecerá más joven? ¿Tendrá el as- pecto deforme y monstruoso que tienen otras, como por ejemplo Bibiana Fernández, ni sombra de la hermosa belleza madura que tenía antes de su horrible paso por el quirófano? Con estos planteamientos se urde un Sál vame anunciado como «programón».

Está claro que doña Milagros atrae a fieles de esa caverna, que son muchos, sin duda. Pero a mí me queda la gran duda. ¿La cirugía se ha quedado en el exterior, en esos arroyos abismales de piel arrugada, con estirones bíblicos, o ha ido más allá? Es decir, ¿el bisturí ha tocado cerebro y a partir de hoy nos sorprenderá otra Jiménez menos ordinaria y chabacana o, como le pasó a Matamoros, el bisturí conoce el percal y lo deja intacto? La respuesta, en la Liga Basura, ya sabe.