Celebridades como Madonna, Matt Damon, Anna Kournikova o Mickey Rourke tienen algo en común: todos han pasado por las manos de Osmin Hernández. El conocido como "el entrenador de las estrellas" acaba de finalizar la grabación de la primera temporada de "El método Osmin", que emitirá Cuatro.

En este nuevo programa televisivo, nueve personas se enfrentarán al exigente método de entrenamiento de Hernández, con el objetivo de mejorar física y psicológicamente.

"Este no es un programa en el que la gente viene solamente a perder peso", ha resaltado el director del área de producción de entretenimiento de Cuatro, Mariano Blanco, en una rueda de prensa de presentación celebrada en Madrid.

Cada uno de los ocho episodios de la primera temporada se centrará en un caso diferente, y habrá personajes tan variopintos como un fanático de los videojuegos, un hombre que se prepara para entrar en el cuerpo de Policía Nacional o una pareja gay.

Todos ellos se enfrentarán al duro método de Hernández, el cubano que con veinte años decidió abandonar su tierra natal para convertirse en la personificación del "sueño americano".

Aunque el entrenador establecerá pautas diferentes para cada uno de los casos, hay una serie de normas que forman parte del "método Osmin" y que siempre se cumplen a rajatabla, tanto para los personajes famosos como para los anónimos.

Durante los treinta días que dura cada período de preparación, los participantes deben seguir una dieta a base de agua, pescado y ensalada, abstenerse de practicar sexo y someterse a dos horas de intenso ejercicio de forma diaria.

El campo de trabajo de Hernández no será el gimnasio, sino que pondrá en forma a los participantes en plena calle, utilizando objetos cotidianos que podemos encontrar en mitad de la ciudad, como cubos de basura o ladrillos.

La grabación de "El método Osmin" no solo ha sido un reto para los nueve voluntarios, elegidos entre un proceso de selección que ha contado con más de 3.000 aspirantes. Hernández ha reconocido que este ha sido "uno de los trabajos más duros" de su vida.

"En Estados Unidos aguantan un poco más", bromea el entrenador, que tiene como objetivo alejar a los participantes de "tentaciones" como las cañas, las tapas e incluso la siesta, una actividad a la que en España "se dedica demasiado tiempo", y que él limitaría a una hora por semana.

Hernández se muestra como un entrenador "con mano de hierro", que "lleva al extremo" a todo aquel que pasa por el programa. Uno de los puntos clave a la hora de realizar su trabajo es que no solo trabaja desde el punto de vista físico, sino que también hace un especial hincapié en el aspecto psicológico.

Estudiando a los participantes, el entrenador ha encontrado en cada uno de ellos "miedos y problemas" que se vinculan directamente con su forma física. Su meta es ayudar a superar todo este bagaje emocional, para que todos acaben sintiéndose bien de forma integral.

Los participantes sufren, y mucho, pero finalmente se forma una relación amor-odio, indica Hernández, quien afirma que cuando los treinta días acaban, siempre escucha la pregunta "¿qué hago ahora sin ti?". Aunque, admite, él es el primero en ponerse "sentimental".