Sor Lucía: "No sé si encontré al Señor entre los pucheros"

"No llevaré gorro de chef, ya tengo el velo, y, doblemente tapada la cabeza, no me entrarían las ideas: está bien que la tenga ventilada. Santa Teresa decía que entre los pucheros estaba el Señor; yo fui a los pucheros a ver si lo encontraba y encontré una buena cocina, no sé si encontré al Señor", ha confesado a Efe sor Lucía, en una entrevista telefónica.

En "Sor Lucía", nombre del programa, esta religiosa argentina de la orden de las dominicas cocinará platos monacales, pero "no exclusivamente", porque ha intentado hacer una cocina que esté "al alcance de todo el mundo".

"Son recetas fáciles de hacer pero que también tienen su tono divertido y su presentación. Creo que el tema de la austeridad no va reñido con una buena presentación y también con ciertas alegrías, como un flan de leche condensada que me enseñó mi madre o una crema catalana", ha adelantado.

Pero, si el flan de leche es el postre destacado por sor Lucía, a la hora de elegir su "plato celestial" no hay duda: el asado, el mismo plato que compartiría con "Francisco", nombre con el que se ha referido al papa.

Eso sí, en cuanto a quién le serviría un plato picante, de esos "con los que tienes que beber mucha agua", "el presidente del gobierno", Mariano Rajoy, es su persona elegida.

En su repertorio de recetas tampoco faltarán unas clásicas rosquillas de anís pasando por guisos, como el de calabaza con patata, o las empanadas tucumanas, típicas de Argentina. Recetas que prepara a las monjas de su convento, las mismas para quienes, como ha firmado, le "encanta cocinar".

"Me gusta mucho cocinarle a las monjas de mi comunidad. Y, si tuviera que organizar una comida para gente, me gustaría para dos colectivos: para mi equipo de voluntarios, que se está dejando la piel, y a toda la gente que viene al banco de alimentos", ha concretado.

En cuanto a sus "colegas" de profesión, sor Lucía destaca a tres protagonistas de los fogones: Karlos Arguiñano, por "saber llegar a la gente"; Ferrán Adriá, por considerarle una persona "sumamente inquieta y lúcida"; y a la cocinera argentina Petrona Gandulfo, la autora de un recetario tradicional argentino con el que la monja cocinaba "de niña".