Patricia Conde ha regresado de nuevo a los juzgados, un lugar muy frecuentado por la presentadora en las últimas semanas debido a los numerosos frentes judiciales abiertos que tiene pendientes. Un día más la popular locutora llegaba a la carrera y abandonaba las instalaciones repitiendo el mismo comportamiento para evitar a los medios que aguardaban su llegada.

Como recordaremos, Patricia Conde acudía días atrás al Juzgado de Instrucción número 1 de Alcobendas como imputada por un presunto delito de revelación de secretos, una cita que ya eludió el pasado 25 de noviembre alegando motivos profesionales, a pesar de estar de vacaciones. La presentadora de Killer Karaoke entregó al juez que instruye la causa de su divorcio cerca de 70 correos electrónicos personales del mallorquín, así como copias de sus cuentas bancarias.

De demostrarse el delito, la presentadora podría enfrentarse a una pena de 12 a 24 meses de prisión según establece el Código Penal. Emulando a José María Ruiz Mateos o a Santiago Carrillo, Patricia Conde llevaba preparada una peluca que se puso justo antes de salir de los juzgados. Esperaba no ser reconocida. No fue así, a pesar de que una amplia bufanda le tapaba prácticamente todo el rostro.

Similar actuación tenía lugar el pasado mes de diciembre, cuando tuvo que volver a los juzgados para resolver cuestiones relativas a su divorcio, los días de vacaciones que le corresponden al empresario mallorquín y la manutención de su hijo, Lucas.

Un día más ha vuelto a repetir el mismo patrón de conducta en su visita a los Juzgados. En esta ocasión el motivo era el recurso que interpuso la presentadora el pasado verano contra Carlos Seguí por vejaciones, tras archivarse la causa por malos tratos que denunciaba Patricia por falta de pruebas.

Patricia Conde llegaba puntual a la cita, tapando su rostro con el cuello de su plumífero, gorro de lana y unas enormes gafas de sol. Como alma que lleva el diablo, entró rauda y veloz en el interior de las instalaciones. Debido a la larga cola para acceder a su correspondiente sala, espera pacientemente a ser atendida. Dejando aflorar sus sentimientos más maternales, prestó especial atención a un niño de corta edad en su sillita.

La presentadora comenzó a despojarse de su abrigo y bolso para pasar el control de seguridad. Allí la esperaba su abogado y junto a él se dirigió a su correspondiente sala. Tras varias horas en el interior, salió nuevamente con prisas, dando muestra de su estupenda forma mientras corría hacia un vehículo donde aguardaba su hermano Rubén.