Suso se ha convertido en uno de los concursantes revelación de Supervivientes 2016. El ex de Gran Hermano 16 ha plantado cara a Mila Ximénez, provocando con ello una auténtica tormenta de insultos e improperios en Honduras.

Unas discusiones que no le han restado la popularidad que ya alcanzó en su primer reality en Telecinco, donde trajo de cabeza a la audiencia con la relación de idas y venidas que mantuvo con Sofía, y más tarde con Raquel. Ahora en Supervivientes no ha conquistado a ninguna mujer, la única que tiene ojos para él es su madre. Merche Perera defiende a su hijo a capa y espada, por ese motivo no ha tenido ningún problema en confesar el momento más duro que vivió el joven Suso.

"La muerte de su padre, cuando apenas tenía ocho años, fue dramática para él. Suso lo pasó muy mal, su papá era un dios para él. Además, en pocos años también murieron mi hermano, al que tenía como un segundo padre, mi madre, que era su segunda madre, y mi padre. Perderlos a todos fue terrible para él. Aunque también creo que esas pérdidas le han hecho ser más fuerte y le han llevado a ponerse una coraza. Se escuda en la chulería para no sufrir", explica su madre a la publicación.

Además, Merche no duda en definir a su hijo como un chico muy cariñoso: "Era un niño inquieto, movido y muy cariñoso. El rey de la casa. Un encantador que sabía cómo engatusarte cuando metía la pata. Igual que ahora. De chiquito era muy alegre y muy gracioso. Me cantaba canciones con dos o tres añitos. Se ha criado con tres mujeres y lo hemos mimado".

Y es que Suso siente verdadera devoción por su familia. En su última conexión con España, el concursante hablaba así a su progenitora: "Aquí me he dado cuenta de la madre que tengo y de lo que te quiero".

La vida de Merche tampoco fue fácil tras la muerte de su marido. "Me quedé sola con tres hijos. Salía de casa a las cuatro de la mañana y volvía a las diez de la noche. Los abuelos se quedaban con mis hijos para que yo pudiera trabajar todo el día. Suso no entendía que yo desapareciera tantas horas y lo llevaba mal. Se sintió solo, porque aunque estuvieran mis padres y se quisieran con locura, los niños necesitan a los padres". Una adolescencia e infancia marcada que no perjudicó a su desarrollo personal: "Pasó una temporada muy mala. Veías a niños de su clase que se tiraban a la calle con 12 o 13 años y ya fumaban o bebían. Suso nunca me dio un problema con eso. Le encantan los coches, su vida era el deporte, esa fue su salida a la rabia y a la frustración".

Un testimonio que nos acerca un poco más a este joven catalán de 23 años que sueña con coronarse como el mejor superviviente de esta edición.