El torero Juan José Padilla cara a cara con una animalista, "opositores" a la homosexualidad o defensores de la "okupación" protagonizarán 'La línea roja', el regreso de Jesús Cintora a Cuatro, un espacio en el que los protagonistas lidiarán con opiniones completamente enfrentadas a sus creencias.

"La clave es ir al lugar donde ocurren las cosas, pero llevando a gente que probablemente nunca iría, porque están en contra de estas situaciones", explica a EFE Cintora sobre este nuevo programa que llegará a Cuatro "próximamente" aunque aún no está decidida la fecha de estreno.

Como ya hiciera en "Cintora, a pie de calle", también de Cuatro, el presentador y periodista deja el plató de lado en "La línea roja", de la que ya hay grabados tres episodios, y recorre España para dar "protagonismo" a la gente anónima en un programa que, dice, va a ser "entretenido" y "ameno para el espectador".

Dos ciudadanos anónimos -exceptuando la intervención de Padilla- confrontarán ideas opuestas en el ámbito político, ideológico o religioso, viviendo situaciones que les ayudarán a conocer en profundidad qué piensan sus contrarios.

A través de diferentes experiencias, se adentrarán en esa realidad que afirman conocer bien, pero lo harán desde puntos de vista totalmente antagónicos al suyo, poniéndose en la piel de los otros.

"La idea es contrastar opiniones, aportar información a partir de gente que está a favor y en contra, pero yendo al lugar de los hechos", explica Cintora que, añade, "a veces se opina" sobre una determinada cuestión sin saber las implicaciones que conlleva.

Expertos profesionales y "voces autorizadas" de cada una de las dos partes interactuarán con los invitados que, finalmente, se encontrarán cara a cara y descubrirán si sus "líneas rojas" han sido franqueadas o si, por el contrario, se mantienen inamovibles cada uno en su lado.

Las opiniones, reconoce Cintora, "a veces son muy firmes", y en las tres entregas el "resultado suele ser que la gente se reafirma, cambia de opinión o queda con dudas" con respecto a estas "líneas rojas" que afectan a las ideologías, las creencias, los códigos morales o los valores éticos o culturales.

"Es verdad que vivimos tiempos en los cuales a veces se trazan líneas para enfrentar a la gente, y el interés también es que esa línea roja no sea un muro de separación, sino todo lo contrario: derribar ese muro y hacer que la gente se encuentre", concluye el periodista.