El showman y presentador de concursos por excelencia triunfa con su nuevo proyecto. El concurso 'Avanti' es un formato que combina la tensión, el espectáculo, el talento y la suerte en la noche de los viernes en Antena 3.

Como no podía ser otro, el conductor del programa, Carlos Sobera, acoge este proyecto poniendo su particular toque de ironía y tensión consiguiendo un resultado de éxito para la audiencia. Desde que en 1999 Telecinco le encargara su '50x15', Sobera se ha convertido en el rey del formato a la vez que ha combinado una faceta de actor que todavía cultiva.

Además de presentador por partida doble, está de gira en el teatro y hace de padrazo siempre que tiene un hueco. Su esposa Patricia Santamaría y su hija, Natalia, que acaba de cumplir cuatro años, le echan de menos y se quejan de que pase tanto tiempo viajando. El presentador reconoce que lleva un ritmo de vida muy complicado, pero es por etapas. Ahora, en plena cosecha de éxitos, reconoce que le encantaría participar en una serie de televisión aunque sea difícil abandonar su papel de rey de los concursos.

- Carlos, tu nuevo concurso, 'Avanti' tiene todos los ingredientes para triunfar, ¿no?

- Bueno, hay un elemento aleatorio presente que es quizá lo que le da más emoción. Cuando van consiguiendo dinero, hay gente que piensa que es una cantidad muy buena y luego descubre que no le sirve para nada. Una vez que deciden que se sientan en el trono, solo tiene que rezar porque el resto juegan y alguno puede sacar más o puede salir el duelo y se enfrentan y al final perder todo.

- Entonces, ¿lo que menos hay es justicia?

- Algunos concursos tienen como motivación la justicia pero en este hay talento y fortuna. Intentamos reflejar lo que es la vida porque ocurre que la gente puede ser buena y no le va bien y otros que no lo son tanto y triunfan. Eso tiene su gracia porque cuando el espectador ve que todo no está bajo control lo enriquece y lo convierte en algo cotidiano. Todo es posible. A mí me gusta.

- ¿Cómo crees que va a calar en la audiencia?

- Yo creo que muy bien. Hemos conseguido hacer que fluya todo con naturalidad y todo encaje, las actuaciones, las pruebas, las preguntas sin que se pierda la magia del concurso. Los presentadores cuando empezamos proyectos nuevos tenemos dudas, sobre todo yo que vengo de un problema muy consolidado pero dese le primer día las sensaciones han sido buenísimas.

- Te has consolidado como un presentador de concursos, ¿eso te gusta o te condiciona?

- En su momento lo elegí voluntariamente. Hace años tuve la oportunidad de hacer cosas distintas y opté por este formato porque se adapta a mi personalidad y me viene muy bien para el tipo de comunicador que soy. Los concursos son páginas en blanco, televisión en estado puro y es lo más salvaje.

- ¿Ahora te atreverías con otro formato?

- No es mi estilo hacer magazines o realities por ejemplo aunque supongo que podría hacerlo pero soy más informal.

- ¿Cómo te defines?

- Soy muy familiar y muy entrañable. Y también empático, cercano y me gusta improvisar.

- ¿Cuál es el secreto para ser buen presentador de concursos?

- Yo no tengo secretos, si los tuviera siempre me funcionaría todo lo que hago y no es así. Cuando presentas un concurso tienes que ser un buen comunicador en el sentido integral de la palabra. Tener empatía con los demás, tienes que saber dibujar desde el punto de vista psicológico la gente que viene al plató en muy poco tiempo, para saber lo que le puedes decir y lo que no. También hay que tener capacidad para ponerte en su lugar y sentir de verdad las cosas que ocurren. Todo esto y también don de palabra y bagaje cultural.

- Y mucho sentido del humor, ¿no?

- En mi caso, la ironía y el sentido del humor me viene de serie. Cuando alguien se pone a mi lado a concursar, me llega lo bueno y lo malo, y lo mismo que me enrollo le puedo coger manía. Siempre utilizo la ironía y el sentido del humor para relajar y decir las cosas sin ánimo de ofender. Pero también me expongo a que me hagan lo mismo. Eso es lo que hace que el concurso sea vivo.

- ¿Alguna vez te atreverías a ser concursante?

- Nunca, jamás. Lo he hecho por compromiso con los compañeros. Fui a Pasapalabra y a la Ruleta de la suerte, pero tengo un tremendo respeto a los concursantes. Admiro la capacidad que tienen para ponerse en el ojo del huracán porque yo me pondría muy nervioso.

- ¿Cómo es tu rutina diaria?

- Es relativamente fácil. El problema para mí es el teatro porque estamos de gira y eso me quita los fines de semana. El día que deje el teatro tendré una vida más cómoda. Ahora me paso las semanas viajando y la familia me sigue a veces, cuando puede.

- ¿Cómo te organizas para sacar tiempo de estar con la familia?

- Alguna vez tengo problemas de calendario porque coinciden cosas y las paso canutas. Procuro hacer todo con mucha previsión aunque con este ritmo de vida siempre los sacrificados son la familia, que se queja un poco y sufre, pero son etapas.

- ¿No te has planteado sacrificar ninguno de tus proyectos por más tiempo libre?

- No porque dejas a mucha gente en la estacada. He estado un año y medio mal, pero si no me meto en otra, me recupero. Los presentadores de televisión en ese sentido si no haces un directo o no haces serie, tenemos una vida fácil y relajada.

- ¿Qué tal está tu hija?

- Muy bien, acaba de cumplir cuatro años. Ella me imita. Mi mujer me envió una vez un vídeo en el que estaba en un columpio en el parque diciendo mi frase con mi tono: '¡Recogemos el dinero!', muy graciosa.

- ¿Cómo crees que lo haría Remedios Cervantes en 'Avanti' después del chasco en 'Atrapa un millón?

- Estoy seguro de que lo haría muy bien. En el último segundo haría algo sorprendente que revolucionaría el concurso porque ella tiene capacidad para sorprendernos (risas).

- De todos los concursos que has presentado ¿con cual te has sentido más cómodo?

- Depende del estilo. Con atrapa estoy muy cómodo. El único problema es que estoy todo el tiempo de pie y estoy empezando a tener varices (risas). También tengo muy buenos recuerdos del Millonario en el que me lo pasaba muy bien y otros concursos en los que podía sacar mi lado más gamberro y juvenil que ahora no me puedo permitir.

- ¿Cuál es la pregunta más tonta que recuerdas haber hecho?

- Recuerdo cuando pregunté qué era el punto G a una señora, que luego descubrí que había sido una broma que me gastó el equipo, y las señora simuló no saber lo que era y pidió el comodín del público y además el de la llamada, fue muy gracioso.

- ¿Te gustaría volver a hacer una serie?

- Es que voy a hacerla porque me sobra un día a la semana y tengo que ocuparlo como sea (risas). La verdad es que sí me gustaría mucho pero es complicado convencer ahora a una cadena de que eres actor cuando todo el mundo te ve como presentador.