La letra de una de sus canciones ya advierte que, a veces, lo imposible es más que probable. Y, en su caso, da en el clavo. Más de un año después de sacar su último disco, Paris Joel todavía no lo ha presentado en Sada, su pueblo. Pero esta anomalía no refrenda ni de lejos el dicho de que nadie es profeta en su tierra. Al contrario. Este cantautor que arrancó su carrera musical hace 25 años ha paseado sus canciones por todos los garitos y rincones del municipio. "Creo que no queda un sitio en Sada en el que no haya tocado", bromea.

Su último disco, Un concierto de barra fija, es una buena prueba de ello. Es un documento sonoro de la movida de Sada ya desaparecida. El cantautor y The Leiro's Band lo grabaron en dos emblemáticos locales de la villa ya desaparecidos, el Moby Dick y el Circus Bar. "Es directo, directo; sin subterfugios. Se escucha todo, las palmas, los efluvios alcohólicos, hasta los desafines (risas). Todo es auténtico, un ejercicio de honestidad", defiende este cantautor, que presentará hoy a las 20.30 horas este disco, el sexto, en la capilla de San Roque. Ya tocó ahí en la boda de su hermana. Y está encantado de volver. "Es un orgullo actuar ahí. Es un símbolo del progreso de Sada. Su único logro en veinte años, un centro cultural que se le quitó a la curia", ríe.

La actuación ha sido organizada por la Asociación Cultural Irmáns Suárez Picallo y permitirá a los sadenses acercarse a esta barra fija cuya grabación fue parte del premio del Sadacústico. Hay sátira, humor, letras ácidas y, sobre todo, optimismo. "Yo reivindico la alegría, para que nos den desgracias ya tenemos a los que nos mandan. Y, sobre todo, reivindico la esperanza", defiende este cantautor y locutor de radio que en su tema Oficio de mataos deja claro lo que le gusta es "hacer canciones, trasmitir las emociones en la calle o en el bar".