-¿Cómo se plantea la disposición de las obras?

-La llevamos preparando mucho tiempo. Hay unos primeros esbozos con las obras seleccionadas para traer a la exposición, muchas de ellas, lógicamente, eran obras necesarias por el discurso, pero siempre hay alguna pieza que, por distintas dificultades, no acaba de venir. A lo largo de estos meses se ha ido trabajando en la agrupación y eso se hace a partir de la temática y de las distintas secciones. Lo que hace esta exposición es trabajar sobre el entorno de Picasso mientras es niño en A Coruña. Está muy relacionada no solo con Picasso sino también con su entorno, con las cosas que él ve, que aprende y que le inspiran, por eso se establece un diálogo entre los trabajos que hace aquí y los de sus profesores y otros artistas contemporáneos que exponen en esos años en A Coruña.

-¿Y cómo es ese diálogo?

-Es una forma compleja de estructurar la exposición, además, es una muestra bastante extensa, porque hay unas 230 piezas en total, entre cuadros, documentos, fotos... Algunas van en la pared, otras en vitrinas... Aparte de articularlas dentro de los recorridos hay que hacer que ese diálogo siga existiendo cuando uno pasea por la exposición.

-Y el Museo de Belas Artes no es un espacio diáfano, ¿cómo se da cabida a todas estas piezas en un edificio con tantos recovecos?

-Está preparado para acoger una exposición temporal en un espacio, una permanente en otro y tiene también unas zonas cambiantes. Lo que hacemos ahora es usarlo todo a la vez, pero da una riqueza espacial y de recorridos muy interesante. Es un edificio muy agradecido de Manuel Gallego. Cuando el visitante llega al recibidor percibe que la exposición está en todas las partes visibles. Va a estar en el sótano, en el vestíbulo y en la primera planta, que se abre con una ventana sobre el vestíbulo.

-¿Qué es lo primero que ven los visitantes?

-Es un efecto sorpresa que acabamos de instalar, es un cartel, en la zona alta del vestíbulo, con el título de la exposición. La muestra empieza en el primer piso, donde se hace referencia al contexto histórico.

-¿Habrá ya obras en este primer piso?

-Hay, pero no son de Picasso, porque es una zona menos controlada climáticamente. Hay muchos factores a tener en cuenta cuando se hace una exposición de estas características, la temperatura, la humedad... En el primer piso del museo, estos factores son estables, pero no están controlados y no tenemos las condiciones necesarias para tener las obras importantes. Hay reproducciones de algún trabajo de Picasso, pero muy pocas y hay paneles y obras en vitrinas como documentos de la escuela, fotografías... Hay unas reproducciones que se han hecho de los cuadernos, tanto con escenas de la ciudad como con personas.

-Y, ¿en el sótano?

-Es el inicio del punto fuerte de la exposición, donde se recoge su etapa de academia. Ahí podemos ver ya el trabajo de Picasso de niño, vemos cómo participa del gusto por la caricatura y por los animales. En la planta superior vemos a un Picasso mucho más interesante, más maduro en cuanto a calidad. Es un niño todavía, aunque es ya un protoartista. Hay obras de su mundo familiar, también sus dramas de niñez -la muerte de su hermana-.Y, después, hay otro espacio en el que están las obras más importantes, Los ancianos, La muchacha de los pies descalzos y una serie de barbudos y ancianos acompañada por otras obras similares realizadas por sus contemporáneos. Picasso tenía mucha relación con otros artistas, como Olano.

-¿Y con sus profesores?

-Sí, claro. Su propio padre fue su profesor y también Brocos. En la exposición se puede entender su obra y lo que estaba viviendo en la ciudad.

-¿Se puede atisbar, viendo estas obras, el artista que llegaría a ser?-

-Las críticas que le hacen de su primera exposición son muy buenas, elogian su obra y dicen que no se le puede llamar artista, pero aseguran que lo acabará siendo. Estas últimas obras son de una calidad excepcional. No es el Picasso abstracto del siglo XX, es un Picasso aprendiz, pero un genio ya.

-¿Mucho ajetreo antes de la inauguración?

-Hay muchísimas obras que colocar, unas requieren más trabajo de nivelación, medidas de seguridad... Tenemos una intencionalidad con el mobiliario hasta con el color. Hemos procurado ofrecer un punto de vista aséptico en el que los cuadros sean los protagonistas absolutos.

-¿Y la luz?

-Es muy importante. La iluminación tiene que resaltar las obras pero debe prevalecer la seguridad, ya que hay muchos trabajos en ceras, en lápiz y en papel que requieren unos niveles de iluminación muy bajos porque la luz los deteriora con mucha rapidez. Hay 25 personas intentando afinarlo todo.