Joaquín Galán dio vida, junto a su hermana Lucía, al dúo musical Pimpinela en el año 1981. Después de treinta y cinco años de teatro y música, los artistas presentan su nuevo álbum Son todos iguales, formado por diez historias en las que el dúo aborda distintos temas de la actualidad. Pimpinela llegará al Colón esta tarde a las 21.00 horas.

-¿Qué tipo de espectáculo presentarán esta tarde?

-Es un espectáculo completamente nuevo, con los grandes éxitos, como Olvídame y pega la vuelta, Valiente o A esa. Contaremos un poco la historia de cómo surgieron esas canciones y estrenaremos las del nuevo álbum Son todos iguales. Habrá mucha música pero también bastante comunicación entre nosotros y la gente.

-Han pasado cuatro años desde la publicación de su último disco. ¿Cómo se han gestado las diez historias que dan forma a Son todos iguales en este tiempo?

-Llega un momento en el que tienes algo que decir y, como componemos las canciones, había llegado el instante de contar historias, pensábamos que teníamos un repertorio. Hay historias actuales, que representan al hombre y la mujer hoy en día y es cuestión de sentarse horas y horas a traducir lo que tienes en la cabeza en música.

-¿Cuánto hay de real y cuánto hay de ficticio en las letras de las canciones de Pimpinela?

-El noventa y cinco por ciento son reales, como es el caso de Bastardo, sobre una infidelidad de un hombre a una mujer con su cuñada. Sale más fácil la canción cuando tienes una historia en la que basarte, ya sea tuya o de alguien que te cuenta.

-En este álbum abordan temas como la homosexualidad y la violencia machista.

-Nos gusta mucho contar aquello que nos conmueve como público que somos, como ciudadanos. La violencia de género es algo cada vez más fuerte y la abordamos a través de la canción Cuéntale al mundo. El tema del matrimonio igualitario se refleja en canciones como Vivir y dejar vivir. Son temas que el público valora, pero obviamente llaman más la atención los que hablan de amor o desamor.

-Defienden que sus temas son atemporales. ¿Acuden las nuevas generaciones a sus conciertos?

-Sí, podemos ver a abuelas con sus hijos y sus nietos, que tendrán veintitantos años, y a veces algunos de ellos tienen hijos de cuatro o cinco años que también van. Es la única manera de poder estar treinta y cinco años en un escenario.

-¿Influye su vínculo familiar también en esa permanencia?

-Absolutamente, creo que si Lucía y yo no fuéramos hermanos ya no estaríamos cantando juntos. El ser hermanos te quita de encima muchas cuestiones que tienen que ver con la competencia; cuando el vínculo de familia es bueno te da confianza.