Quien acuda a la galería Moret Art para observar las obras de Daniel Sueiras, no solo se topará con arte. Entre cuadros y esculturas, el visitante encontrará una cuestión, la identidad humana, y una reflexión, su relación con el medio y con la naturaleza; dos interrogantes sobre los que la obra del autor tiende a girar. Sueiras, que en exposiciones anteriores se centraba en el existencialismo humano desde la perspectiva animal y vegetal, toma ahora como punto focal al hombre, mostrándolo como una especie más en su hábitat. Para ello, el artista exhibe su nueva serie, África II, una mezcla de pintura y escultura donde, a través de las ventanas, se asoma la mirada directa e inquisitiva de aquel que se pregunta quién es a sí mismo.

-Retrata a las personas como animales, solo que esta vez en su hábitat: la ciudad. Es una idea que ya había seguido antes en otras de sus muestras, ¿por qué ese interés en recordarnos nuestro origen?

-Desde que empecé a pintar siempre trato el mismo tema: la relación del hombre con el medio natural, su papel en la naturaleza? Una visión existencialista. Escogí ese tema porque tengo la impresión de que los seres humanos, aunque sabemos por la ciencia que somos animales, no terminamos de sentirnos como uno, ni de pensar que nos comportamos como tal.

-La ciudad es el hábitat de las personas, pero en una urbe hay muchos lugares. Sin embargo, representa a la gente solo a través de las ventanas de sus casas.

-Lo hice para buscar ese efecto del contexto. Tiene que ver con el título de la exposición. Para mí África representa los orígenes de la humanidad, donde el ser humano vive con menos artificios. Lo que hace ese título es decir "esta es nuestra África". Seguimos siendo una especie animal, y este es nuestro entorno, pero para un observador externo a lo mejor no hay tanta diferencia entre cómo vivimos nosotros y cómo viven las hormigas en un hormiguero o las abejas en un panal.

-La intención es que el espectador vea al ser humano como extraño, ¿cómo se logra que una persona vea de una forma tan lejana a alguien de su misma especie?

-Es difícil. Soy consciente de ello, y también de que probablemente siempre me quede a medio camino, pero intento que nos veamos de una forma distinta a la que nos solemos ver. Cada día encontramos edificios, y personas tras ellos, pero no solemos vernos como obras de arte. Cuando algo se convierte en arte, hace que lo veamos de un modo diferente

-Es otro ángulo para tratar el existencialismo, ¿ha sacado alguna conclusión?

-Sí, muchas. Pero sobre todo que vemos al resto de animales como algo exageradamente distinto a nosotros. Casi los usamos, los producimos para nuestro consumo, degradamos el entorno? Todo eso me lleva a pensar que no sabemos bien quiénes somos.