La banda creada hace siete años entre Madrid y Toledo, Mucho, llega este viernes a las 21.30 horas a Le Club como parte de la gira de presentación de su último disco, Pidiendo a las puertas del infierno. El álbum, caracterizado por la ausencia casi total de las guitarras y la fuerza de los sintetizadores, nace como un ruptura radical con todos los trabajos anteriores de la banda, que en este tercer álbum se ha propuesto descubrir nuevos caminos por los que correr.

-¿Qué pide Mucho a las puertas del infierno?

-Yo imaginaba un infierno en el que dentro estuviese Bárcenas, el Fondo Monetario Internacional, Rajoy, Donald Trump? Todos los maleantes que nos gobiernan. En el álbum, nosotros somos unos vagabundos pidiendo a las puertas de ese infierno que nos dejen entrar, pero es complicado porque para conseguirlo hay que hacer muchas maldades.

-Esas personas de las que habla, ¿son hacia las que dirigen el odio que dicen que contiene el disco?

-No es tanto el odio a las personas, sino más bien hacia el sistema neoliberal en el que vivimos. Desde la revolución industrial hemos ganado muchos avances tecnológicos, pero también hemos ido perdiendo muchas libertades en base a lo que se nos dice que hay que hacer para que todo vaya bien. Parece que tenemos que callar y claudicar, pero el estado de bienestar debería ser otra cosa.

-La indignación hace que sea un disco colérico, pero también dicen que es el más extraño que han hecho hasta ahora.

-Es el disco más extraño que hemos hecho porque nunca habíamos producido uno utilizando solamente los sintetizadores. Teníamos ganas de hacer algo novedoso, de retarnos y de lograr algo diferente. Las bandas que más nos gustan son las que evolucionan y nosotros queremos ser ese tipo de banda.

-Querían cambiar para "seguir siendo los de siempre pero sentir que son nuevos", ¿eso es posible?

-De lo que me he dado cuenta con este disco es de que puedes hacer el cambio más radical que se te ocurra en la música pero, si al final el tipo que está cantando es el mismo, el cambio nunca es tan radical. Un ejemplo es Bowie. Es el tío que más ha cambiado en cuando a estilos, pero al final siempre fue él mismo. Eso es lo bonito de la música: puedes arriesgar mucho sin acabar perdiéndote.

-Bowie era y es muy conocido, ¿en grupos más pequeños como el vuestro el cambio no hace difícil mantener a los seguidores?

-La verdad es que no lo sé y, si te soy sincero, me importa bastante poco [se ríe]. Cuando el comercio o el qué pensarán tus seguidores entra en la ecuación de la música, hacen que se vuelva aburrida. Por eso ahora mismo estamos viviendo uno de los momentos en los que más impulso hay en España, pero también uno en los que más música aburrida se está haciendo.

-Las canciones de su disco son cualquier cosa menos aburridas, ¿cuál dirían que es la más rompedora?

-Mi canción favorita es Fue, el tema primigenio que me dio el resto del disco, porque intentamos hacer en álbum solo con los elementos que habíamos empleado en ella. Es el que representa más el álbum, un tema que no tiene un estribillo ni una estructura. Todo está basado en la letra, y siempre se repite la misma rueda de acordes, así que es una especie de rap, la canción con la que más hemos arriesgado.

-El disco juega mucho con el impacto, ¿con qué sorprenderán en su próximo trabajo?

-La verdad es que no tengo ni idea. Ahora mismo estoy componiendo, estoy haciendo mucha música electrónica en casa, y tengo muchísimas canciones. No sé en qué acabará todo esto. Estoy en esa búsqueda compositiva, pero seguro que el resultado será algo interesante.