La conocen como la Archivera de Sevilla, pero su nombre real es María Cañas, una cineasta andaluza amante del found footage -montar películas propias con fragmentos de otras grabaciones-. Participa estos días en la octava edición de la Mostra de Cinema Periférico (S8). Sus filmes críticos y satíricos suponen su aportación a este festival, al que regresa con tres videoinstalaciones abiertas hasta el próximo 14 de junio en la Fundación Luis Seoane: Risas en la oscuridad, La mano que trina y Cumbia Against the Machine.

- Se define como una tarantina youtubera , ¿qué significa eso?

-Que hago cine totalmente porcino. Aprovecho todo de nuestro paisaje audiovisual, igual que se aprovecha todo del cerdo. Reciclo, hago videoguerrilla y todo lo que una buena moza puede liar encerrada sola en su casa con YouTube, aunque las filmotecas no te dejan material por los derechos.

- ¿Son un obstáculo?

-Sí, pero cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer. Los cineastas estamos hartos de que todos los intermediarios se lleven la pasta mientras nosotros estamos a dos velas. Yo creo que también soy accionista de Hollywood. Voy al cine, compro dvds... ¿por qué no voy a poder utilizar sus productos, remezclarlos y generar relatos a contracorriente de cultura crítica?

- Crítica y humorística. Se ríe de los iconos y las tradiciones, ¿no le ha causado problemas?

-Me ha causado muchos. A mí me ha denunciado la Falange Española, he sufrido amenazas de muerte? También he tenido muchos problemas con los capillistas y los músicos cofrades, que se picaron.

- Porque lo hace en Sevilla, que es casi la cuna de las tradiciones españolas.

-Sí, pero ya me dejan un poco y también sé dónde tengo que meterme. Al final, aunque estemos en un estado laico, la religión es una marca comercial, así que más que por calumnias, te multan porque las cofradías son marcas registradas. Yo he sido muy cuca y nunca utilizo las caras, estoy todo el día autocensurándome. Pero sigo siendo provocadora, porque me encanta lo políticamente incorrecto, remover el purismo cerrado.

- ¿Le viene antes la idea o la imagen?

-Viene la idea, me imagino las cosas con archivos. El séptimo arte, las imágenes en movimiento... Es como la vida, y para mí es un proceso agotador, de documentación y de leer mucho. En ese sentido, añoro mi cerebro preinternáutico, porque como estoy acostumbrada a la multitarea y los fragmentos, ahora me cuesta leerme una novela. Soy una ciberyonqui.

- Tiene una videoinstalación en la que critica eso, La mano que trina .

-Lo critico, pero me contradigo, porque soy una esclava más. Pero tampoco voy de salvadora del mundo. La ética que tengo es no ser una hija de puta e intentar ser coherente, aunque con ciertas limitaciones, porque todos estamos pringados.

- Sin embargo quiere que con sus vídeos la gente sea más libre.

-Me considero como una virgen vestal, que enciende el fuego interno de la gente. Nos pueden quitar el dinero, pero la risa, el baile, el arte? Eso nunca nos lo van a quitar.

- En otra de sus videoinstalaciones, Risas en la oscuridad , trata el tema de la mujer. ¿Es un proyecto feminista?

-Yo soy feminista sui géneris, porque este feminismo victimista de topicazos que lo que va mirando es coger la subvención, no me gusta. Y por otro lado, las feminazis y el pornoterrorismo no me interesan nada. Lo que veo más es reírnos y empoderarnos como verracas intelectuales y artísticas. Y Risas en la oscuridad va de eso.

- ¿Y cómo es la situación de la dirección femenina en el cine periférico?

-Yo en festivales como este estoy encantada, pero es verdad que cuando intento llegar a los sitios de poder, como las críticas o los programas de cine especializados, nunca me cogen. Sin embargo, allí están todos los guapitos del panorama cinematográfico gallego. Pero es muy difícil que haya una mujer, mira cómo no está ninguna de las de aquí.