No lo lograron con Plauto hace un año, pero sí esta vez con Eurípides. O más bien con sus Bacantes, la pieza con la que la compañía Noite Bohemia, residente en el instituto Ramón Menéndez Pidal, se convertía hace dos semanas en la vencedora del XII Concurso Nacional de Teatro Clásico Grecolatino, haciéndose por tercera vez con el galardón y con los 8.000 euros que incluye el premio. Durante el certamen, celebrado en el teatro Romano de Mérida, la formación se enfrentó al madrileño instituto San Mateo, cuya representación de Alcestis no pudo evitar que los coruñeses pusieran punto y final a su racha de tres años de derrotas sin lograr la victoria en la última fase.

"Nos sentíamos como Leonardo DiCaprio en los Óscar, siempre muriendo en la orilla", bromea el director del grupo, Javier Mariño, reconociendo que la permanencia en el segundo puesto había comenzado a mermar la seguridad del conjunto. "Ya era una espinita clavada, no sabíamos si lo que ocurría era que no estábamos haciendo buen teatro", comenta.

Según explica el responsable de la compañía, en ediciones anteriores del certamen la formación había perseguido el galardón con distintos géneros. Mitos clásicos y comedias adaptadas como Los Gemelos de Plauto que presentaron en 2016 se fueron sucediendo, pero no fue hasta la tragedia griega de Bacantes cuando el grupo volvió a la parte más alta del pódium. La obra, casi el último cartucho del conjunto, la habían representado por primera vez ya en el 2013, pero su éxito entre el público y su tirón en los teatros llevó a los actores a recuperarla para la competición. "Funcionaba muy bien, y llevábamos varios años girando con ella por España. Y pensamos: 'Si no convencemos al jurado con esto, no sabemos con qué podemos hacerlo", dice Mariño.

Representarla no fue fácil. A los típicos nervios de antes de salir a escena, los actores sumaron una ola de calor, que alcanzó los 40 grados en la ciudad extremeña. Los intérpretes estaban, además, cansados por las anteriores actuaciones que habían realizado la semana anterior en Coímbra, Portugal, y se enfrentaban a un rival que el director del grupo no desmerece. "Competíamos con un centro de excelencia educacional, formado por alumnos de 2º de Bachillerato que hacían música en directo, y que tenían una dramaturgia creada por una profesora de la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid", cuenta Mariño, que afirma que la victoria fue el resultado de un camino lleno de esfuerzo.

Uno de los puntos claves de trabajo de la formación para este certamen fue la escenificación. El director explica que el grupo trató de resaltar "el lado salvaje del ser humano" a través del comportamiento de las protagonistas de la pieza, las bacantes, adoradoras de Dionisio en la obra de Eurípides. "Quisimos que nuestras bacantes fueran mujeres muy agresivas a las que les gusta el vino y la fiesta, muy al estilo de Os Caneiros", explica Mariño entre risas, añadiendo que el texto también sufrió varios recortes para evitar que la representación tuviera una duración excesiva.

El enfoque fue acertado, y el jurado los clasificó como ganadores del concurso, desatando la alegría y el llanto entre los actores. Para algunos, como los que terminan este año sus estudios, fue especialmente emotivo, ya que no podrán presentarse a la competición en los años venideros al dejar de ser estudiantes. Pero si para alguien fue importante fue para Mario Rodríguez, "uno de los actores más veteranos", que recibió por su papel de Penteo la mención especial nacional como mejor actor. "Es una actuación que no va a olvidar en la vida, la ha sufrido y la ha vivido mucho", asegura Mariño, que hace un balance positivo de una temporada en la que los intérpretes se han hecho también con galardones como el Primer Premio Gallego Buero Coca Cola. "Ha sido magnífica, estamos haciendo un gran trabajo de cantera. Los actores que estamos creando acabarán apareciendo en cine y televisión a nivel local y nacional", declara.